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OBJETIVOS PARA LA VIDA 1- SAMUEL CLARK
Queridos amigos del Camino:
Escucha esto, amigo: “Fija tu objetivo claramente expresado. No lo olvides ni lo cambies por otro más fácil. Enfoca toda tu concentración en los detalles necesarios para lograr tu objetivo. Cambia tus métodos tan pronto que veas que no sirven. No conviertes métodos, actividades o detalles en metas; son medios, nada más. Son cambiables, mejorables, temporales” (del libro East of Eden por John Steinbeck).
¿Te suena bien? Me parece increíble porque fue la filosofía de una mujer maligna que se propuso arruinar a hombres. Ya ves que objetivos y metas pueden ser para el bien o para el mal. Todo depende de nuestro corazón. Del tesoro del corazón sale o el bien o el mal. Por esto Santiago habló del poder de palabras, buenas o malas, y dice que las malas no pueden salir de un corazón puro, como aguas saladas no pueden salir de un manantial de agua dulce. Así que, la pregunta antes de hablar de la necesidad de tener metas buenas, es: ¿Cómo está nuestro corazón? ¿Limpio, por la sangre de Cristo del pecado que nos condenaba? (I Juan 1:7). ¿Limpio de toda contaminación de la carne y del espíritu por la Palabra puesta en práctica diariamente? (Salmo 119:9,11; Juan 15:3; II Tim. 2:21,22). Es inútil poner metas si el corazón no está recto delante de Dios. “Hijo mío, sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida” (Prov. 4:23).
Ahora bien, necesitamos buenas metas, amigos. Hay una palabra griega, FILOTIMEOMAI, que quiere decir: tener como ambición, ser celosos por, esforzarse para lograr una meta. En varios pasajes esta palabra nos muestra algunos de los objetivos de Pablo:
- 1. Romanos 15:20 – “De esta manera traté (tuve como mi ambición, fui celoso por y me esforcé para lograr) y de ello me honro, de anunciar el evangelio no donde Cristo era ya conocido, para no edificar sobre el fundamento de otro.” En cuanto a su servicio para Dios, Pablo como Apóstol siempre quería predicar las Buenas Nuevas a ciudades y regiones vírgenes. Esto se determina por los dones y el llamamiento (Rom. 11:29) que son irrevocables. Un maestro sí viene a edificar sobre el fundamento puesto por Pablo, como Apolos (I Cor. 3:5-15) o Tiimoteo (II Tim. 4:2).
- 2. II Corintios 5:9 – “Por eso, ya sea presentes (vivos) o ausentes (muertos) ambicionamos serle (a Dios) agradables.” En cuanto a su conducta, Pablo tenía un solo objetivo: caminar con Dios o agradarle (Heb. 11:5,6, como Enoc debemos agradarle caminando con El por la fe). Amigos, ¿cuál es nuestra ambición en este renglón práctico? Esto tiene que ver con cómo caminamos diariamente, dignamente, celosamente.
- 3. I Tesalonicenses 4:11,12 – “…que tengáis por vuestra ambición el llevar una vida tranquila y os ocupéis en vuestros propios asuntos (negocios) y que trabajéis con vuestras manos, tal como os hemos mandado (en su misión entre ellos) a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera (los incrédulos), y no tengáis necesidad de nada.” A nuevos creyentes en Tesalónica, con sólo unas semanas de enseñanza antes de tener que salir (Hechos 17:1-9), Pablo les había instruido en la manera de conducirse en la vida nueva. Muchas veces dejamos estos asuntos prácticos para meses o años después de la conversión de nuevos cristianos. Pero Pablo les inculca la conducta digna del Evangelio (I Tes. 4:1) que agrada a Dios. El les insta a tener la misma ambición que él tenía pero se les explica en términos tan prácticos que nadie debería pasarlo por alto. Cómo necesitamos este énfasis hoy entre los creyentes en Cristo que no viven en paz en sus hogares, con sus vecinos, en su trabajo o grupo de compañerismo cristiano. O que son metiches. O que no trabajan sino tratan de aprovecharse de la caridad de otros.
Estos textos me hacen pensar en la meta para la vida devocional o de compañerismo con Dios que David expresa en el Salmo 27:4: “Una cosa he pedido al Señor y ésta buscaré, que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor (sus delicias) y para meditar (inquirir) en Su templo.” ¿Tienes esta meta diaria? David fue lo que fue porque tenía esta meta, amigo. Por esto era “un hombre conforme al corazón de Dios.”
Recuerden lo que Jesús dijo a Marta: “Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas: pero una sola cosa es necesaria…” (Lucas 10:41,42). Si es necesaria, esencial, imprescindible, debería ser nuestro objetivo, ¿no? ¿Es tu meta pasar tiempo sentado a los pies de Cristo cada día, escuchando Su mensaje? ¡Ay de nosotros si no tenemos esta meta diaria!
Bueno, creo que esto es bastante para pensar y meditar: el ministerio, la conducta y la vida devocional. Estas tres cosas yo he llamado “las ramas, el tronco y las raíces” del árbol fructífero, siempre vigoroso descrito en Salmo 1:3 y Jeremías 17:5-8 en mi librito “La Vida Cristiana Fructífera”. Las tres áreas en que hemos de ambicionar éxito son: lo que hacemos, lo que somos y lo que conocemos de Dios. Pero para llevar fruto debería ser en el orden inverso a como los he mencionado aquí. Conocer a Dios produce una vida semejante a Cristo, y ésta produce un ministerio como el de Cristo con frutos que glorifican a Dios.
Las metas tienen que abarcar estas tres áreas de la vida para que seamos fructíferos. Espero que tomen tiempo para fijar metas o ajustar sus metas a esta realidad. Es de suma importancia ya que pronto estaremos todos ante el Tribunal de Cristo para recibir SEGÚN LO QUE HAYAMOS HECHO MIENTRAS ESTÁBAMOS EN ESTE CUERPO (II Cor. 5:10).
Abrazos,
Samuel