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OBJETIVOS PARA LA VIDA 2 – SAMUEL CLARK
Queridos amigos del Camino:
Espero que este nuevo año esté empezando con mucha fe y entusiasmo para Uds. como lo es para nosotros. Si tomaron tiempo para fijar algunos objetivos mayores, esto les ayudará a mantenerse enfocados en el Señor y en Su Reino. Metas son necesarias si hemos de lograr el éxito en las cosas espirituales como en las cosas de la vida profesional o en la familia.
Sin embargo, no es todo el secreto del éxito. Podemos tener los mejores objetivos fijados pero si no planeamos las actividades y esfuerzos necesarios para su cumplimiento, vamos a fracasar. De hecho muchos hacen “resoluciones” para el Año Nuevo pero al fin del año nada se hizo. Estos planes de acción se tienen que hacer con mucho realismo, tomando en cuenta los recursos disponibles, el tiempo necesario y el gran empeño que necesitamos para lograr cualquier meta buena. La base de un buen plan es mucha oración y confianza en la ayuda prometida del Espíritu Santo. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Rom. 8:14).
Es inútil esperar que mis metas se cumplan si no sé qué tengo que hacer yo y qué tiene que hacer Dios en el proceso. Por ejemplo: quiero conocer y amar a Dios de todo mi corazón. ¿Qué tengo que hacer yo? Si no sé, mi primera actividad debería ser buscar la respuesta a esa pregunta, y rápido. ¿Cómo? Leer buenos libros puede ayudarme a saber más sobre el tema pero no hay substituto para el tiempo devocional con Dios, leyendo Su Palabra y orando a El sobre lo que El me dice. Es una disciplina necesaria para el conocimiento de Dios. Disciplinas requieren tiempo y perseverancia para producir sus buenos resultados.
¿Cuáles son tus metas para este año? No fijes muchas porque toma tiempo pensarlo bien y formular un plan de actividades que te llevarán al cumplimiento efectivo. Límite a unas importantes en vez de muchas admirables pero irrealistas. Tus planes deberían ser sencillos y logrables. A veces por el entusiasmo hacemos planes sin contar con los recursos necesarios y fracasamos. Con la oración, la honestidad y la humildad se forman planes realistas. Si comenzamos así, más tarde será posible aumentar otras actividades y lograr aún más. Dios ha prometido exaltar al humilde. “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El os exalte cuando fuere tiempo” (I Pedro 5:6).
Esta idea puede parecer demasiado humano y muy poco espiritual. Hay una tendencia de ir a uno o al otro extremo. Creer mucho en el poder del espíritu humano para superarse es el extremo equivocado. Creer que sólo es necesario el poder del Espíritu Divino sin las disciplinas es el extremo del espiritualismo. Lo que logra las victorias espirituales es una combinación de nuestra acción, nacida de la oración de fe, dirigida por el Espíritu de Dios.
A veces Dios dijo a Sus siervos: “Uds. no hagan nada. Yo voy a hacerlo todo y Uds. van a observar mi victoria.” En el Exodo vemos esa clase de obra divina sin ninguna acción de parte de los israelitas aparte de la obediencia. Ellos sólo tenían que salir de Egipto y caminar por el Mar Rojo por el camino que Dios les abrió. Pero esas son las excepciones raras. La gran mayoría de las grandes obras de Dios requerían una participación muy activa de parte de Su pueblo. Al hacer su parte los humanos, Dios actuaba a su favor con las grandes acciones divinas.
En este paso necesitamos asegurar que nuestros planes sean dirigidos por Dios. La oración constante del cristiano es “Enséñame Tu camino, Señor.” La Palabra de Dios es Luz para nuestro camino (Salmo 119:105). Sus personajes fueron guiados por Dios y esas direcciones nos sirven de luz para saber qué quiere Dios que nosotros hagamos. También los ejemplos nos muestran acciones equivocadas. La Biblia está repleta de enseñanzas sobre las acciones que han sido buenas o malas para nuestra instrucción. Podemos recibir consejos de autores cristianos más experimentados en la planeación pero yo quisiera animarles a buscar más en las Escrituras porque esa Palabra de Dios es “inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir e instruir en justicia para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (II Tim. 3:16,17). Esta clase de búsqueda de dirección y guía para nuestras acciones requiere más que un conocimiento superficial de la Palabra. Debemos empaparnos con ella hasta que “more en abundancia” en nosotros (Col. 3:16).
Lecturas regulares de toda la Biblia nos dan un conocimiento amplio de las Escrituras. El estudio de temas o porciones importantes nos sirve para un conocimiento práctico. La memorización de textos claves nos da un conocimiento específico para la guía de Dios en nuestro corazón. Esto es mucho más que sólo oír un estudio dado por alguien o participar en un estudio bíblico cada semana. Cuando buscamos luz de la Biblia debemos empaparnos de ella.
Otra manera de adquirir ideas sobre actividades provechosas es aprender de la vida de amigos que tienen lo que procuramos. Amigos pueden servir de mentores para ayudarnos a proseguir nuestras metas. No todos somos iguales; hay métodos que sirven mejor para ciertos tipos de temperamentos que para otros. Si buscamos a los que son más o menos como nosotros podemos aprender de ellos lo que les ha ayudado más y adaptarlo a nuestra situación.
Lo importante es entender que nuestros objetivos se convertirán en logros solamente si estamos dispuestos a hacer nuestra parte mientras oramos y confiamos en las promesas del Señor. La fe que actúa nunca confía en sí misma. Siempre “El que opera en nosotros para producir el querer como el hacer” es nuestra esperanza. Recordemos a Santiago quien dijo que “la fe sin las obras está muerta” (Stgo. 2:26). Muchos no entienden este principio y no llevan a cabo sus buenas intenciones.
Juntamente con la pregunta: ¿Qué quieres lograr este año? Debo hacerte la pregunta: ¿Qué vas a hacer tú para lograrlo con la ayuda de Dios? Esta combinación de Su guía y Su ayuda convierte nuestras actividades en frutos para Su gloria. Es la fe en acción que demuestra el poder de Dios en nosotros. Para lograr nuevos avances con Dios necesitamos nuevas actividades. Así este año será realmente mejor … y muy diferente que años pasados.
Abrazos,
Samuel