FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 109 – Samuel Clark
EL AMOR PRÁCTICO
Queridos Amigos:
¿Cómo se ve el amor que Dios nos manda practicar en el hogar cristiano? El Nuevo Testamento solamente usa dos palabras en el idioma griego para el amor: PHILEO – el amor fraternal, y AGAPE – el amor sin egoísmo que busca el bien del otro. No implica ni uno ni otro una emoción. Son actitudes y acciones prácticas en el contexto de una familia o un grupo cristiano. ¡Y aún hacia los enemigos!
Gran parte de los problemas hogareños es la confusión entre los sentimientos emocionales y las decisiones que tomamos por una lealtad, por un compromiso con Dios y el cónyuge o un hijo (a veces cuando estamos enfadados o enojados). Por esto se dicen cosas tan hirientes como “No te amo”, o peor aún “Nunca te amé”. La verdad (que casi nunca decimos) es “No te estoy amando”. Eso sí es cierto y ocurre muchas veces cuando no pensamos bien cuando no creemos a Dios y Su Palabra que nos dice “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Son dos cosas diferentes. La primera afirmación es totalmente emocional. La segunda es una confesión de nuestro pecado, nuestro enojo, nuestra debilidad carnal, pero no es una emoción. Es una admisión que nos está ganando la carne y no el Espíritu de Dios (cuyo fruto en la vida es amor AGAPE).
Ahora amigo tal vez esto te ha sucedido alguna vez y luego, horas o días después, dices “Te amo” porque “sientes” esa química emocional y crees que esto es el amor que Dios quiere. Hasta te sientes muy satisfecho contigo mismo por “sentir” el amor. ¿Sabes qué? A Dios le importa poco lo que sentimos. Lo que le interesa es lo que decidimos hacer cuando estamos enojados, desilusionados, traicionados y no nos sentimos amados … y por ende justificados en herir al que debemos amar.
Creo que todos hemos cometido este error hacia un miembro de la familia. Algunos hogares han sufrido toda clase de pleitos resultando en separaciones o divorcios o disfunciones con sus consecuencias nefastas. La verdadera tragedia es que no hay mucha diferencia entre el número de fracasos del matrimonio entre los que se dicen “cristianos” y los que son no creyentes. La situación en el mundo entero es alarmante y los que más sufren son los hijos, especialmente los menores de edad. ¿Cuál es la solución?
Es muy fácil decir, “Cristo es la solución” pero ¿por qué en países cristianos y matrimonios cristianos hay tantos fracasos? Yo creo que tenemos que ser más claros con nuestra respuesta y explicar que Cristo sólo puede hacer la diferencia en nuestras vidas si es en verdad nuestro Señor a quien decidimos obedecer en formas prácticas. Por esto estoy hablando de un amor práctico, no teórico, muy bíblico pero no puesto en práctica por muchos de los “cristianos” que sólo buscan la felicidad, la bendición material o cosas que quieren.
¿Cuál es al amor práctico? “De tal manera amó Dios al mundo que dio a Su Hijo Unigénito para que todo aquel que cree en El no se pierda mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). El amor divino es un amor práctico: dio a su Hijo. Tomó la iniciativa. Planeó lo que iba a hacer antes de crear al mundo (1 Pedro 1:18-20). Dio toda clase de profecías y ejemplos para ayudarnos a creer. Su amor actuó en la historia y aun ahora está actuando. No era una emoción de momento. Nos amó con amor eterno (Jer. 31:3).
El amor práctico hace lo que beneficia a sus amados. Usando el modelo divino, piensa en tu situación.
- ¿Qué puedes hacer hoy para mostrar a tu cónyuge o tus hijos que les amas?
- ¿Qué necesitan que tú podrías dar o hacer para mostrar tu amor en el día de hoy?
- ¿Cómo podrías romper el patrón del pasado con una nueva forma de responder a lo que consideras agresiones?
Hay que buscar maneras de servir. El servicio es una forma práctica de amar a otro. Cuando Cristo lavó los pies de los discípulos dijo “Ejemplo os he dado…si sabéis esto seréis felices si lo practicáis” (Juan 13:15 y 17). Luego les dio el “nuevo mandamiento” de amarnos los unos a los otros (vs. 34). ¿Por qué les lavó los pies? Porque estaban sucios de caminar en sus sandalias. Normalmente un esclavo haría ese servicio a los invitados pero no había un esclavo esa tarde. Y no se le ocurrió a ninguno de los 12 discípulos tomar el lugar de un esclavo y lavar los pies sucios de sus compañeros. ¿No ves nuestro problema verdadero al no amar/servir a los miembros de nuestra familia? El orgullo, el querer ser servido.
Podemos suponer que Cristo sabía lo que iba a pasar esa tarde, pues había estado mucho tiempo con esos hombres. Juan 13:1 dice, “Antes de la fiesta de la pascua sabiendo Jesús que Su hora llegaba para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, les amó hasta el fin.” Cristo siempre estaba diseñando maneras prácticas de amar a Sus discípulos. El padre le daba Sus ideas para servir porque Su mente estaba puesta en las cosas de Su Padre. Así fue que el amor fue la respuesta a cada necesidad de la gente porque no pensaba en Sus propias necesidades o preferencias. Este es el verdadero secreto de la vida amorosa de Jesucristo.
Y si aprendemos a permanecer en El y dejar que El permanezca en nosotros, vamos a tener ese mismo fruto abundante del amor con todos los que nos rodean. Tenemos que romper esos hábitos de verlo todo como una oportunidad de lograr lo que nosotros queremos, lo que a nosotros nos gusta, lo que es un provecho para mí y pensar en otros. Sus necesidades, sus gustos, sus ventajas deberían ser nuestro verdadero deseo y propósito.
Llevando este modelo a la práctica. Ponte a pensar en los miembros de tu familia y cómo tú puedes amarlos y servirlos. Hoy, antes de olvidarlo, haz una lista de cosas que podrías hacer y ponte a orar para que Dios te guíe y use en las vidas de tu familia. ¿Puedes imaginar cómo sería vivir así el resto de tu vida? ¿Cuáles serían los resultados? ¿Te atreves a seguir el ejemplo de Cristo en tu hogar? Si lo practicas, serás feliz. El Señor nos lo prometió.
“Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; Tu Buen Espíritu me guíe a tierra firme.”
Salmo 148:10
Abrazos, Samuel