FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 113 – Samuel Clark
LA FAMILIA CRISTIANA
Queridos Amigos:
Casi todo Cristiano sabe, oye a menudo y cree que el pasaje básico sobre el hogar cristiano enseñado por Pablo en Efesios 5:22-33 es la fórmula divina para una familia que quiere agradar a Dios y servirle en este mundo. El problema entre saber y hacer es que sólo saberlo no es suficiente para producir armonía, paz, unidad, amor y gozo. Por esto tantas familias de cristianos están experimentando, no el fruto del Espíritu Santo, sino las obras de la carne (Gál. 5:16-25).
Todos saben que si vivimos como Dios ordena vamos a tener Sus bendiciones. Sin embargo, elegimos vivir como el mundo alrededor y no como la Biblia nos enseña a vivir. No tenemos las bendiciones divinas sino las “bendiciones de Satanás” que son como golosinas dulces y placenteras mientras sufrimos malnutrición espiritual y tristezas que arruinan nuestro testimonio y efectividad como siervos de Dios. Por ejemplo, hay tantos divorcios (o más) entre esos cristianos como hay entre parejas que no conocen a Cristo. Hay tantos “hijos pródigos” entre familias que dicen que son cristianas como las que dicen que no hay un Dios. ¿Por qué?
Creo que por la misma razón que encontramos en el ministerio de Jesús: muchos sabían y hasta creían en El, pero no eran discípulos verdaderos. Juan 6:60-69 es un ejemplo. “Muchos de Sus discípulos cuando oyeron esto (Su mensaje sobre el pan vivo que da vida eterna) dijeron, Dura es esta declaración; ¿quién puede escucharla?” Ese dulce mensaje del Señor les sonó como “duro” e “imposible”. Por esto muchos volvieron atrás y ya no le siguieron más. Hoy en día muchos están diciendo que estas enseñanzas sobre el hogar cristiano fueron para aquellos días, esa cultura judía, y no para nuestro mundo de hoy. Declaran: “No tienen vigencia en el Siglo 21.”
Las palabras de Cristo siempre chocan con las de los hombres, los famosos psicólogos y consejeros matrimoniales de este mundo. Pero nuestro mundo está muy mal por seguir a esos maestros y rechazar las enseñanzas de Cristo. De hecho, son muy pocas familias fuertes que son luz para el mundo en el día de hoy. Es porque hay tan pocos que ponen en práctica las palabras del Señor. No debemos de esperar resultados buenos de la sabiduría de este mundo porque es terrenal, carnal y diabólica en su origen. “Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amorosa, benigna, llena de misericordia y buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía” (Santiago 3:15,16).
Otro ejemplo: Juan 8:31,32 dice: “Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en El; Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Permanecer en Su Mensaje implica ponerlo por obra, practicarlo, obedecerlo. Un verdadero discípulo hace lo que enseña su Maestro. No nos ayudará leer montones de libros sobre el matrimonio ni asistir a conferencias sobre el hogar cristiano si no estamos obedeciendo lo que sabemos. Si no somos discípulos en las cosas básicas de la vida cristiana, la respuesta para el arreglo de nuestra familia no es más información.
Estoy convencido que el problema principal de los que oyen mensajes como Efesios 5:22-34 es que ignoran Efesios 1:1 – 5:21. La primera parte de Efesios es la parte doctrinal, la base para la parte práctica. Muchos tratan de vivir sin tener el fundamento puesto firmemente. Es como tratar de aprender matemáticas avanzadas sin conocer las tablas de multiplicación ni sumar o restar. Por esto Pablo da un repaso de las doctrinas básicas en capítulos 1 al 3, y luego una descripción de la práctica en la vida de discípulos verdaderos que “aprenden a Cristo” (4:20-5:21). Sin esta base no podrán comprender ni mucho menos practicar sus enseñanzas sobre la familia. Por esto, amigos, si estamos teniendo problemas con enseñanzas del Señor, tenemos que volver a aprender qué ha hecho Dios en nosotros, quiénes somos en Cristo, y cuál es nuestra meta, o sea, las lecciones básicas del discipulado cristiano.
El que vive esta clase de vida no va a decir que Su plan es demasiado difícil, imposible o no práctico para hoy. Tenemos que volver a enfatizar el discipulado, la práctica de las verdades básicas, para poder enseñar a familias a vivir como Dios quiere. Recordemos siempre que saber no es ser, experimentar o hacer. El discipulado no es más información sino más formación de carácter como nuevas criaturas en Cristo donde las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Se construye el hogar cristiano sobre este fundamento del Señorío de Jesucristo en cada vida.
Pero amigos, el discipulado es voluntario. Jesús dijo esto tantas veces: “si quieres”… No podemos forzar a nadie a conocer a Cristo ni seguirle. Sólo podemos influir. ¿Cómo influimos? Primero por el ejemplo de vivir lo que enseñamos. El Reino de Dios en este tiempo es “visible” solamente en vidas que lo experimentan y Cristo es el Rey en verdad. Luego, con la enseñanza fiel y clara de “todo lo que Cristo nos ha mandado” (Mateo 28:20). Algunos hacen toda una doctrina basada en las promesas de Dios, pero las promesas sólo son para los que hacen lo que Cristo dijo. Las promesas son para poder hacer Sus mandamientos más y más cada día. Esto se ve claramente en las Bienaventuranzas del Sermón del Monte (en la versión de Mateo 5 y en la de Lucas 6:20-26 con sus “Ayes” para los que no hacen Su voluntad). Podemos influir con nuestras oraciones, pero ellas dependen del ejemplo obediente y la enseñanza fiel de nuestra parte. Así que la influencia es motivación y no manipulación.
Créanme, amigos, esta carta sale con lágrimas. Sé muy bien que no es un mensaje suave, Son lecciones que he aprendido por la Vía Crucis (el Camino de la Cruz) en mi propia vida. Con los años de experiencias lindas y otras amargas, mías y de otros, he aprendido a detectar la razón de las derrotas en algunos y las victorias en otros. Por esto estoy exhortando a todos a volver al discipulado básico para lograr todo lo que Dios tiene para nuestra familia como hijos del Rey.
Abrazos, Samuel