FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 132 – Samuel Clark
LOS SUPERSENSIBLES
Queridos Amigos:
Hay personas que son “supersensibles” – a cosquillas en casi cualquier área de su cuerpo, a sonidos fuertes, a malas noticias, a la música o poesía romántica, etc. Los que son tan sensibles a las ofensas percibidas en sus relaciones sociales (especialmente familiares) son el enfoque de esta carta porque su percepción causa serios problemas en la buena comunicación en cualquier grupo. Donde me preocupa más es en las relaciones familiares y en grupos cristianos porque es casi inevitable la división franca o la formación de grupillos, “sectas” es la palabra bíblica, a menos que se busca la sanidad relacional en seguida.
Me pidieron que hablara a un grupo muy activo y fuerte en el discipulado sobre el tema “Cómo Sanar Relaciones en la Iglesia”. En mi estudio y preparación llegué a entender la importancia de nuestra identidad como factor principal de la unidad familiar y grupal. Cuando tenemos una identificación equivocada o parcial, resultará en problemas para la unidad. Necesitamos tener una clara identificación como persona en Cristo. Se basa en una dinámica llamada “conversión” en la Biblia: conversión de lo que era separado de Cristo y lo que ahora es en Cristo. El “retrato hablado” de esta conversión está muy claro en Efesios 2:1-10 donde las palabras “estábamos/éramos” y ahora “estamos /somos” se explican. Te recomiendo que leas este pasaje subrayando estos verbos del pasado y presente en la vida de cada cristiano verdadero.Donde no se puede decir la forma presente con convicción firme probablemente no haya habido una conversión. Por favor, para tu lectura de esta carta y lee Efesios 2:1-10 con la pregunta sincera: “¿Es la verdad en mi vida?”
Si no soy salvo por gracia mediante la fe en Cristo, no puedo experimentar esa nueva creación en Cristo para hacer buenas obras – las que Dios preparó para que yo las haga cada día de mi vida (v.10). Me será imposible dejar de ser supersensible porque sigo siendo un soberbio que no acepta críticas o actitudes soberbias de otros. Si no tengo mi identificación en Cristo bien clara, voy a ser el mismo egoísta de antes que demanda que todo me beneficie, me plazca y me guste. Pero tengo que aceptar esta identidad que está plasmada en el ejemplo de Jesucristo, como lo conocemos en las Escrituras, para ser transformados a Su imagen momento tras momento mientras le sigo a Cristo y no mi propia voluntad. Si no tienes esa imagen de Cristo fija en tu mente, va a ser imposible identificarte con Cristo y ser transformado por el Espíritu a Su imagen.
El que se identifica con Cristo puede decir con Pablo “Para mí el vivir es Cristo…” (Fil. 1:21) para no vivir para sí mismo sino para Aquel que murió y resucitó por él (II Cor. 5:14,15) y que es “una nueva criatura en Cristo…” (II Cor. 5:17). Cuando esto sucede, el problema de la supersensibiidad se solucion porque no está en acción el ego personal sino la vida nueva en Cristo – “ya no vivo yo más vive Cristo en mí…” (Gál. 2:20). Alguien dijo que nadie puede ofender a un cadáver (crucificado con Cristo) porque el cadáver no vive.
Lo mismo se ve en cualquier grupo cristiano, desde el más básico del matrimonio, la familia (pequeña o grande) o la iglesia: necesitamos una nueva identificación como grupo, lo que ahora somos en Cristo. Efesios 2:11-22 es “el retrato hablado” de la Iglesia. Efesios 5:22-6:9 lo es del matrimonio, la familia y la vida en el trabajo. Toma tiempo para leer estos pasajes para ver lo que éramos y o que ahora somos, y hacerte la misma pregunta: “¿Soy así en mis relaciones con los que más frecuento y amo? La dinámica de “la vida en común” con otros cristianos es exactamente la misma que es para el individuo: la conversión. Pero hay más énfasis sobre la necesidad de la madurez (la santificación) en esta área de la convivencia con otros – Efesios 4-6 tratan esta dinámica profundamente. La meta del Señor es que seamos humildes, mansos, pacientes, amorosos, unidos y apacibles (Ef. 4:1-4). San Agustín describió esta meta del Señor así:
“EN LAS COSAS ESENCIALES (EF. 4:5,6), UNANIMIDAD;
EN LAS COSAS NO ESENCIALES, LIBERTAD;
EN LAS DIFERENCIAS, AMOR.”
Ahora, para aterrizar este tema en el hogar cristiano: ¿Cómo podemos dejar la supersensibilidad y buscar la nueva identidad en Cristo como el patrón para nuestras relaciones familiares? Una familia cristiana necesita aceptar la nueva identificación personal y luego grupal como su meta y constante petición. Creo que Mateo 11:28-30 nos ayudará a mantener este perspectivo:
“Venid a mí los que estáis trabajados y cargados y Yo le haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y mi carga es ligera.”
Esta promesa es muy necesaria porque sin Él, nada podemos hacer. El manso y humilde no tiene problemas con la supersensibiidad porque ya ha descubierto que no hay nada bueno en nosotros mismos y que somos mucho peores de lo que otros perciben. Pero aun así Dios nos ama y nos está transformando lentamente a lo que debemos ser. Por eso podemos ser pacientes y soportar a los más ofensivos y esperar que ellos también lleguen a ser más como Cristo. Su paz logra esa unidad que debemos tener por tener al mismo Espíritu que habita en nuestro corazón.
Amigos, les ruego que permitan que el poder de la nueva vida sea la fuerza creadora para tener una identidad en Cristo que logre experimentar esa buena voluntad de dios, agradable y perfecta (Rom. 12:1,2) en sus relaciones familiares para la gloria de Dios.
Abrazos, Samuel