FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 135 – Samuel Clark
¿Por qué estamos sufriendo tanta violencia?
Queridos Amigos:
Somos lo que pensamos y pensamos lo que más vemos, oímos y hacemos. La presente generación de niños, jóvenes y jóvenes adultos, ha pasado incontables horas viendo violencia en programas de T.V. (inclusive “caricaturas”), cine y juegos electrónicos en su hogar. Esta generación casi no lee libros de ninguna clase, a menos que sean textos escolares. ¿Es ésta la realidad en su hogar? ¿Cómo pasan sus hijos su tiempo libre cuando están en casa? ¿Pegados en la pantalla de cine, música Rap, Facebook, Twitter, You Tube, iFones? El mensaje de rebeldía, sexo, violencia y ateísmo está siendo pasado a cualquiera que tenga el aparato electrónico necesario. (Y si no tiene uno, no más tiene que ir al Internet café más cercano.) Desafortunadamente es la realidad en hogares modernos y esto garantiza que, aunque Ud. no lo quiera, es el ambiente juvenil predominante.
¿Es así con su familia? Si es así, ¿hasta cuándo cree que va a tener un hogar libre de rebeldía, violencia y perversión? Un comentarista de noticias internacionales de un canal popular de televisión dijo recientemente: “Nosotros los papás somos los culpables de este fenómeno de la violencia en la juventud.” No sé lo que Ud. está pensando, pero yo temo por el mundo en estos tiempos de tanta libertad para accesar toda clase de diversión carnal que llena el corazón de la basura del mundo. “Del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”> (Mt. 15:19). ¿Cómo se llena el corazón de esta basura? Todo lo que vemos y oímos entra al corazón, se mezcla con nuestra manera de ver al mundo y reaccionar a lo que estamos experimentando en todo momento.
Esta semana pasada vimos ejemplos de esta violencia entre menores y adolescentes. Un niño de 8 años hirió a su hermana de 6 años con un cuchillo de cocina en su pecho, exactamente como había visto en T.V. Otro niño mató a su hermanita en su carriola con una pistola. ¿Dónde aprendió esto? Unos jóvenes mataron a un anciano de 90 años con golpes mientras caminaba para el ejercicio en su vecindario. Esta es nuestra cultura actual.
Algunas de tales tragedias sucedieron porque estaban drogados o intoxicados, pero la mayoría fueron estallos de violencia que la mente torcida determinó hacer sin tener motivo válido. El problema está en lo que está en el corazón de la gente, adultos, jóvenes, niños (masculinos y femeninas) por una cultura de violencia aprendida de los medios de comunicación o el ambiente social en que viven. Es alarmante ahora pero va a ser peor porque la violencia se alimenta de estas “noticias” que antes sólo se veían en la prensa de la más baja categoría. Ahora son eventos captados por cámeras de seguridad o teléfonos celulares del público que presencia semejantes explosiones de ira, crueldad, malignidad y enfermedad mental. Cuando en tiempos bíblicos hubo tiempos de violaciones sexuales en sociedades perversas, los profetas dijeron que había “un espíritu de fornicación” que estaba en medio del pueblo (Oseas 4:12; 5:4) Aún líderes, sacerdotes y profetas cometían toda clase de perversión sexual. Yo me atrevo a llamar a las culturas de países cristianos que ya no tienen una moralidad aceptada, pueblos con “espíritu de fornicación, de violencia, de rebeldía”.
Como he escrito en otra ocasión, el primer paso hacia la inmoralidad en la sociedad es la pérdida de las normas bíblicas. La segunda razón es la falta del conocimiento personal de Dios en la familia. La verdad es que en casi todos los casos de violencia en el hogar y la vecindad, se debe a que los hogares no son cristianos, no temen a Dios, no buscan las cosas de Dios sino son atrapados por el mundo. “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Jn. 2:16). Nuestro problema es que ahora la gran mayoría de las personas en nuestras culturas ex cristianas “son del mundo”. En San Juan capítulo 17 Jesús oraba por Sus discípulos que “estaban en el mundo pero no eran del mundo” como El mismo estaba en el mundo pero no era del mundo. Y por esto el mundo le aborreció. El era la Luz que descubría su maldad por Su vida santa. Es el problema hoy en la iglesia nominal, o sea, los que dicen pero no hacen lo que Cristo nos enseñó a vivir.
Cuando era muy nuevo en la fe oí una ilustración que me ha ayudado. Como nuevas criaturas somos como lanchas que son hechas para estar en el agua sin peligro. El único peligro es cuando el agua entra en la lancha. Se hunde. Nosotros fuimos creados de nuevo para vivir en un mundo malo y servir a Dios aquí en medio de la sociedad perdida para poder darles la Palabra del Evangelio. Pero el problema es que nos descuidamos y empezamos a vivir como ellos….y el agua entra en nuestra vida poco a poco, y nos hundimos. El agua es todo aquello que está en contra de Dios – vicios de la carne, obras de la carne descritas en Gál. 5:19-21: “inmoralidad impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes.”
Les recomiendo estudiar Efesios 5:1-20 para su aplicación a su familia. Muchas veces tomamos estos pasajes como algo muy difícil, algo sólo para súper cristianos. No es así. Más bien, este es el fundamento de la familia cristiana descrita en los versículos 22 al 33 y 6:1-4. El hogar cristiano tiene que ser distinto, tan diferente como lo es la luz de las tinieblas, para producir hijos que siguen al Señor Jesucristo en todas partes. Amigos, esto es lo que se ha perdido en la actualidad. La Iglesia no está produciendo esta clase de familia. ¿Por qué? Me temo que es porque no queremos sufrir el odio del mundo como Cristo lo sufrió y todos los primeros cristianos lo sufrieron, hasta persecución, cárcel y muerte sencillamente por llamarse “cristianos”.
Me pregunto, y nos pregunto: ¿Amamos más al mundo que a Jesucristo? Dios dice: “No améis a mundo ni las cosas que están en el mundo, si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15).
Con esto termino mi respuesta a la pregunta: ¿Por qué estamos sufriendo tanta violencia en el mundo ahora? ¿No será por esto? La luz se está apagando en la familia de Dios.
Que Dios nos dé oídos para oír lo que el Espíritu está diciendo.
Abrazos, Samuel