FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 144 – Samuel Clark
EL MATRIMONIO NO ES UNA DEMOCRACIA
Queridos padres de familia:
Uno de los grandes errores de los matrimonios modernos es que no siguen el modelo bíblico para la institución fundada por Dios como parte de Su Reino Celestial. Tal vez esto nos choque en nuestro mundo occidental que trata de seguir el modelo griego que copiando la democracia como la manera ideal de gobernar cualquier grupo o sociedad. Necesitamos entender que este modelo no sirve en un matrimonio donde hay dos voluntades que pueden estar de acuerdo a veces pero raras veces estarán totalmente de un solo sentir en todo. Esto siempre resulta, tarde o temprano, en una división en una democracia pura. Siguiendo el modelo griego estas divisiones se arreglaban con debates para llegar a un acuerdo. Los matrimonios modernos están encontrando que en vez de debates lógicos, largos y a veces “calientes”, es mucho más fácil que cada uno vaya por su lado. Esto no es democracia, ¡es anarquía! Se destruye una sociedad y se abre la puerta para toda clase de inmoralidad, deshonestidad, abusos e infidelidades. Así se describió el Pueblo de Dios en varias épocas cuando faltaba liderazgo espiritual: “en esos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía bien antes sus ojos” (Jueces 21:25). Fue una de las razones porqué ellos pedían al profeta Samuel nombrarles un rey para guiarles.
Ahora bien, estoy hablando a cristianos ya que el mundo no cristiano puede seguir haciendo lo que quieren y sufriendo las consecuencias: “No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará” (Gál. 6:7). Esta verdad se ve en el siempre aumentando número de divorcios, la gran cantidad de los que se juntan sin un compromiso ni con Dios ni con la sociedad, los del mismo sexo que se juntan (y se separan a su voluntad), y toda clase de ideas humanas para resolver el problema de la soledad. Algunos países y culturas son más tradicionales, otros son más libertinos, para el mundo no cristiano Dios no tiene relevancia, pues, los hombres se creen “dioses” y pueden vivir a su gusto.
Escúchenme, cristianos, los que han aceptado a Jesucristo como su Señor y quieren agradarle a El: Somos parte del Reino de Dios que ha venido en la Persona del Señor Jesús para mostrar las verdades espirituales, eternas y poderosas, para librarnos de la esclavitud del pecado creado por el egoísmo orgulloso que se cree “libre de todo control ajeno para vivir como uno quiere.” Cuando aceptamos a Jesús como Salvador entramos en un Reino eterno donde Dios es Rey y Señor. Nosotros somos Sus súbditos, ciudadanos bajo Sus leyes divinas que afectan cada relación con otros seres y con todas las instituciones divinamente ordenadas. Desgraciadamente, seres modernos aborrecen las palabras “Reino/Rey”, y por ende también “sumisión y sujeción”, como si fuera una esclavitud. El Reino de Dios es nuestra nueva realidad porque queremos heredar lo que Cristo nos promete: la recompensa gloriosa de toda la familia de Dios cuando seremos llevados a la gloria en Su Venida Triunfal para reinar sobre todas las criaturas de Dios.
Por esto tenemos que ver el Matrimonio, la Familia y la Iglesia como instituciones formadas por Dios para mostrar la realidad de Su Reino, bajo Su Señorío. Sólo los verdaderos discípulos de Cristo son los que pueden manifestar esta realidad porque somos los que guardamos Sus mandamientos, no seguimos las filosofías de este mundo. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo, somos como Él (Juan 17:16-18). Si no somos del mundo ahora, ¿de quién, de qué somos? somos del Señor (Rom. 14:8). Nuestra ciudadanía está en los cielos (Fil. 3:20) y vamos a estar allá con Cristo eternamente.
Si estás de acuerdo conmigo, si entiendes que ya estás en el Reino de Dios, entonces puedes entender por qué el matrimonio no es una democracia (y menos una anarquía) sino que reconoces que Dios es “tu Único Soberano, el Rey de Reyes y Señor de Señores (1 Tim. 6:15). Esto implica que el que debe dirigir tu vida, tu negocio, tu matrimonio y tu familia es EL REY MISMO, no tú, ni siquiera el marido y la esposa como sociedad democrática. Dios es Señor del marido, es Señor de la esposa, y Él tiene un plan perfecto para el matrimonio. 1 Corintios 11:3 dice: “Pero quiero que sepáis que…”
- la Cabeza de todo hombre es Cristo
- la cabeza de la mujer es el hombre
- la Cabeza de Cristo es Dios (Padre)
Aquí hay una cadena de autoridad que procede del Padre y pasa por Su Hijo que siempre se sometía a la voluntad de Su Padre; luego pasa por el Hijo al hombre (esposo) hasta la mujer. Esta cadena es monárquica y no democrática. Dios revela Su voluntad al Hijo y el Hijo nos la revela a los maridos para que nosotros la revelemos a nuestras esposas e hijos. Este es el plan de Dios para la autoridad en la familia. Este plan no implica que el hombre no pueda buscar consejos de otro padre cristiano con mayor experiencia o conocimiento, ni que no podamos consultar con nuestra esposa y hasta con los hijos antes de tomar una decisión importante. Más bien, así es como buscamos la dirección de Cristo, nuestra Cabeza. No es hacer una votación y seguir la decisión de la mayoría. Muchas veces la mayoría está equivocada. El Espíritu de Cristo nuestra Cabeza nos enseña todas las cosas y nos recuerda las palabras de Cristo (Juan 14:26), y esto lo hace muchas veces por medio de otros. En una monarquía hay consejeros y ministros que opinan, pero el monarca escucha y oye la voz de su Señor para tomar la decisión correcta.
Esta clase de liderazgo en la familia requiere mucho del esposo/padre. Debe ser un hombre de la Palabra y la oración. La esposa también debe operar como ayuda idónea para que el marido pueda cumplir su tarea en la familia. La sumisión a la decisión del hombre tomada con oración y una base en las Escrituras es muchísimo mejor que una decisión democrática. Dios ha prometido bendecir nuestra obediencia, así que no debemos tener miedo de esta clase de liderazgo espiritual. ¡Adelante con valor y fe! Nunca dejará el Señor al que le busca.
Cuando no hay un esposo/padre, es más difícil, pero el Señor es esposo de viudas y padre de huérfanos. Él va a dirigir a las madres solas que le invocan y obedecen.
Abrazos, Samuel