FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 145 – Samuel Clark
EL MUNDO PASA Y SUS PASIONES
Queridos padres de familia:
Una de las enseñanzas más importantes que debemos pasar a nuestros hijos es la verdad acerca de la naturaleza pasajera de este mundo con sus pasiones que nosotros los humanos creemos que son “eternos”. Especialmente cuando somos jóvenes y no hemos experimentado todavía una desilusión tan grande que viene cuando nuestro “mundo” parece terminar con la terminación de una relación con otro que pensábamos que era “eterna”. Es precisamente por esto que nuestro Señor nos dice por medio de Su Apóstol Juan: “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él, porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17).
Lo que más distingue las cosas espirituales de las naturales es la naturaleza eterna de lo espiritual y la pasajera de la natural. Comenzamos a darnos cuenta de esto con la muerte de nuestras mascotas, luego los abuelos mueren de viejos, y otros parientes y amigos mueren jóvenes. Vemos que cambian, o terminan, las costumbres, modas, gobiernos, filosofías y otros factores de nuestras vidas. ¿Por qué? Porque son de esta vida natural que cambia o desaparece. Sólo la vida espiritual es de larga duración porque no depende de la naturaleza sino es de origen divino. Las Escrituras enseñan que la vida eterna en el Nuevo Testamento es ZOE, vida divina, y por esto es eterna. No todos tienen vida espiritual; algunos están muertos espiritualmente. Uno no nace con vida espiritual. La vida espiritual la reciben los que por la fe reciben a Aquel quien es “la Vida” (ZOE), Jesucristo. I Juan 5:11,12 dicen: “Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna (ZOE) ̧ y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida (ZOE) ̧ y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida (ZOE).”
Los que no tienen la vida ZOE sólo tienen la vida BIOS que es la vida de la naturaleza, y la vida PSUCHE, la vida del alma (mente, emociones, voluntad). Por esto es la parte de nuestra vida que “pasa” y estará separada de Dios y la bendición del Cielo por toda la eternidad. Este mensaje bíblico ha sido rechazado, ignorado, olvidado y aborrecido por los que no han querido creer en el Señor Jesús (Juan 3:36) y han desobedecido el Evangelio de Dios (1 Pedro 4:17), los que están cegados por el dios maligno del mundo (2 Cor. 4:3,4).
¿Cómo podemos los padres cristianos enseñar esta verdad a nuestros hijos? El problema principal es que lo espiritual es invisible con nuestros ojos naturales, y el mundo y sus cosas totalmente visibles y plasmadas en pinturas, fotos, videos, cine, TV. y el Internet. Estamos inundados con imágenes de este mundo mientras todo lo que sabemos del mundo espiritual es por las Sagradas Escrituras y los pobres intentos de artistas para darnos una idea humana de aquello que se describe en la Biblia. Por esto nuestro concepto de Dios, los ángeles, el Cielo, etc., se forman de ideas humanas.
Las Escrituras mismas bastan para dar fe (Rom. 10:17) al corazón sencillo y los niños son muy sencillos, honestos, abiertos. A veces tienen más fe que los adultos. Cristo dijo: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Yo he observado cómo son los niños criados en hogares donde los padres explican la Biblia a sus hijos regularmente y donde aprenden a orar a Dios. Estos son los que llegan a la juventud preparados para una vida de fe en el Dios invisible pero vivo y verdadero.
Sí, es una tarea medio difícil enseñar lo que va en contra de todo lo que oyen, ven, leen y estudian en la vida tan secularizada donde muchos de sus maestros son enemigos de la Biblia y de Dios. Mi convicción personal es que nos toca a los padres creer, amar y obedecer a Dios de una manera tan verdadera que los hijos puedan seguir nuestro ejemplo aun cuando todo el mundo parece ir en la dirección opuesta, llevado por la corriente de este mundo mientras nosotros vamos contra la corriente en el poder de Cristo.
Nos anima el compañerismo con otros cristianos y familias que van en la misma dirección hacia aquel Hogar de Dios. La verdadera comunión es con el Padre y Su Hijo Jesucristo y con los hermanos cuando andamos en la luz de Su Palabra (1 Juan 1:3). Desgraciadamente muchas veces esta comunión con otros cristianos no es todo lo que podría ser porque hablamos de las cosas del mundo, las cosas visibles que van a pasar, en vez de hablar de las cosas eternas y divinas. Las personas más espirituales deben hablar de lo que están aprendiendo, no de las cosas de este mundo.
Vivimos en un momento muy importante cuando la guerra diabólica está en su apogeo y la fe de muchos está debilitada por los constantes ataques contra la Iglesia de Cristo. Cuando el Señor regresa, ¿encontrará a Su Iglesia en la fe? ¿Habrá esperanza en nuestros corazones? ¿Estarán nuestros hijos preparados para responder a Su voz de mando? Es nuestra responsabilidad prepararlos para los Últimos Tiempos.
Pronto lo que es invisible a nuestros ojos naturales será revelado en la experiencia de la muerte en Cristo o Su Venida para arrebataros a Su Presencia en el Cielo. En ese instante todo lo que la Biblia declara se nos aparecerá como nuestra nueva realidad eterna y seremos transformados a Su imagen y semejanza para estar con El siempre (1 Tesalonicenses 4:13-18; 1 Cor.15:51-57; Fil. 1:20,21).
Enseñemos estas promesas a nuestros hijos y vivamos con esta esperanza bienaventurada que aguardamos (Tito 2:11-15). Y que Dios nos ayude a cumplir nuestra tarea.
Abrazos, Samuel