FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 42 – Samuel Clark
ESTABLECIENDO PRIORIDADES
Queridos hermanos casados:
Uno de los asuntos más difíciles de establecer y luego mantener es el de las prioridades en la vida y en el hogar. Pero si no lo hacemos, rápida y fácilmente caemos en la trampa de gastar nuestros mejores esfuerzos y energías en las cosas de menos importancia. El resultado, siempre, sin escape, es el desastre para las cosas de mayor importancia. El matrimonio y la familia son los grandes perdedores.
Hace falta tener clara cuál es la meta que deseas para tu matrimonio. Mejor dicho, cuál es la meta que desean alcanzar, el esposo y la esposa. Este es el primer paso. Antes de seguir leyendo, toma un momento para anotar cuál es tu meta para tu matrimonio y familia. Pide a tu cónyuge hacer lo mismo. Luego compara las dos respuestas. ¿Son iguales? ¿Son compatibles? ¿Son muy diferentes? ¿Son opuestas? Si no son iguales o compatibles, permíteme decirte que estás en un grave problema (o pronto estarás en ello).
Espero que tu meta sea algo parecido a esto:
«Glorificar a Dios en nuestro matrimonio y familia, haciendo Su voluntad y lo que le agrada siempre, siendo buenos ciudadanos, trabajadores, padres/hijos para que el mundo pueda conocer a Cristo a través de nuestro ejemplo y testimonio.»
Digo que espero que tu meta sea así porque esta es la clara enseñanza de la Palabra de Dios, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Tal vez no lo sabías, tal vez no lo has visto en muchos que se llaman «cristianos», tal vez crees que es imposible en este mundo tan malo… pero es el llamado de Dios a todos sus hijos como individuos y como hogares cristianos. ¿Te parece demasiado compromiso? ¿Buscarás en vano algún compromiso menor que satisfaga las demandas de Dios en las Escrituras?
Ejemplos abundan. Considera estos pasajes:
«El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo.» (1 Juan 2:6)
«Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero; y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.» (Mateo 5:14-16)
«Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.» (1 Pedro 2:9)
Te pregunto: ¿Crees que puedes tener una meta menos comprometedora ante estos pasajes? Considera este:
«Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión; que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.» (2 Cor. 5:14,15)
Este primer paso exige que como pareja escriban en sus Biblias o en un lugar donde lo podrán repasar a menudo, su meta como matrimonio y familia. Fírmenla. Oren mucho sobre esta decisión y compromiso. Es una promesa que están haciendo para que sus vidas cuenten para Dios y Su Reino. Los hijos de Israel, en su historia, tenían que hacer esto a menudo porque después de algunas generaciones se olvidaban y lo primero que sufrió era su relación con Dios, después la familia se descompuso y finalmente su cultura entera se corrompió.
Pero no es suficiente tener clara la meta como pareja. El próximo paso es establecer y mantener ciertas prioridades en la vida. Esto querrá decir que necesitan considerar ciertas cosas más importantes que otras. Al hacer esto, tendrán que sacrificar algunas cosas de menor importancia para tener el tiempo y los recursos necesarios para las de más importancia.
¿Qué es de mayor importancia en su vida? Piénsalo antes de contestar. Estoy escribiendo a personas como tú, amigo. Gente común y corriente en cuanto a sus oficios o profesiones, pero gente especial en cuanto a su llamado en Cristo. Considera este pasaje y luego contesta la pregunta sobre qué debería ser lo más importante.
«Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro.» (1 Cor. 1:9)
O éste: «Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.» (Mateo 6:33)
En una ocasión cuando Jesús visitó la casa de Lázaro, María y Marta en Betania, sucedió que María se sentó a los pies de Jesucristo para aprender de El mientras su hermana Marta se ocupaba con muchas cosas de la casa. Marta se molestó con esta falta de atención de María a los quehaceres y protestó a Jesús, pidiéndole que la mandara a ayudarla. La respuesta de Jesús nos ayuda a establecer prioridades:
«Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada.» (Lucas 10:41,42)
Ahora, amigos, ¿cuál es lo mejor, lo más urgente, la primera cosa? ¿No es tu relación personal y familiar con Dios? Todas las actividades que contribuyen a este fin deberían tener la primera prioridad en nuestra vida individual, matrimonial y familiar. Tiempo para leer la Biblia y orar, tiempo de compañerismo, estudio y adoración, lectura de buenos libros que ayudan en este enfoque, todas estas y más son actividades imprescindibles para una relación saludable con El.
La segunda prioridad es la relación matrimonial y familiar – no en cuanto a cantidad de tiempo pero sí en cuanto a la calidad de tiempo, la regularidad de tiempo y la disposición de tiempo son necesarias para estar bien como pareja y como hogar delante de Dios. Actividades amenas para estar juntos y compartir sus vidas son necesarias para lograr una buena relación con los que más nos interesan en todo el mundo. Un hombre sabio dijo que ningún moribundo diría que lamenta haber pasado demasiado tiempo con su familia. Al contrario, muchísimos lamentan no haber tenido a su familia en una prioridad alta. Jugar como familia unos juegos es una buena manera de establecer una costumbre familiar de gozar juntos. Vacaciones son buenas actividades para crecer en amor. Nunca debemos permitir que el trabajo nos robe de estos tiempos de compañerismo familiar.
La tercera prioridad es nuestro trabajo. ¿Por qué? Debemos ser excelentes profesionistas, trabajadores, empleados, amas de casa, o sea, lo que sea nuestro trabajo. El trabajo es muy importante en la Biblia. Ser disciplinados, fieles, cumplidores, íntegros y buenos en lo que hacemos glorifica a Dios.
«Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre.» (Col. 3:17)
«Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.» (Col. 3:23)
Ahora, la cuarta prioridad: el servicio de Dios. Sin quitar tiempo y esfuerzo necesarios en las otras tres, debemos hacer cosas que resulten en la evangelización y el discipulado, en el compañerismo edificante con otros cristianos y en el crecimiento del Reino del Señor por medio de los dones del Espíritu que El nos ha dado para el bien de otros. ¿Qué te parece esta exhortación de San Pedro a personas como nosotros?
«Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndoos los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.» (1 Pedro 4:10,11)
Me imagino que para algunos esto es tan nuevo que van a necesitar pensarlo y orar mucho para saber qué quiere Dios de sus vidas. Tomen el tiempo pero no posterguen en una decisión tan esencial y urgente.
Abrazos,
Samuel