FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 55 – Samuel Clark
LA PORNOGRAFÍA
Queridos amigos:
El otro día un amigo nos informó casualmente que había cancelado su contrato con MASTV, un servidor de TV en nuestra ciudad. Le pregunté, “¿Por qué?” (es el servicio que nosotros tenemos). Me contestó, “Por la pornografía.” Le pregunté, “¿Cuál pornografía?” Me dijo, “Los anuncios”. Inmediatamente recordé que yo mismo, por la misma razón, cambio al canal de deportes durante los anuncios.
Mis amigos tienen dos hijos varones en pleno desarrollo y no creen que es bueno que sus mentes fértiles sean bombardeadas por imágenes con el mensaje abierto de sexualidad y el mensaje subliminal de consumerismo. La mercadotecnia moderna utiliza la figura femenina para vender productos. Aun las mujeres bien vestidas usan mensajes altamente sensuales para llamar y mantener la atención por unos tres minutos. Es todo lo que necesitan para su fin. Las que están en varios grados de desnudez tienen el mismo fin de interesarnos en el mensaje propagandista. Ni hablar de las escenas eróticas de las películas que se ofrecen.
Ahora bien, el punto más importante es el interés de estos padres por lo que sus hijos estén viendo. Si no toman cartas en el asunto saben que en esta edad tierna se siembran semillas que serán verdaderas selvas de matas dañinas. Los niños no tienen la sabuduría basada en el temor de Dios ni la madurez para tomar decisiones buenas sobre lo que ven en la TV. Tal vez los adultos tomemos medidas para no someternos a escenas provocativas e ideas netamente rebeldes hacia las normas de Dios, pero los niños todavía no tienen esa capacidad de juzgar entre el bien y el mal.
Propongo que los padres de familia se hagan responsables por lo que ven los hijos en la TV y los vídeos. Cuando yo era niño las cosas eran tan diferentes. En los últimos 25 a 30 años todo ha cambiado en cuanto a lo que se considera “aceptable” para el público. Y es sólo un “pasito” de la “pornografía propagandista” a la “pornografía dura” que está disponible en algunos canales de TV, vídeos y el Internet. La excitación de la sexualidad comienza con unas cortas escenas sugestivas pero crea el apetito para escenas más y más fuertes, escenas de lo que debe ser prohibido por las autoridades.
Algunos me juzgan de “duro” o “anticuado”. Es fácil llamar a cualquiera que teme a Dios “legalista” o “santurrón” pero estamos hablando de cómo salvar a nuestros hijos de una perversión sexual que brota de la mala semilla de la pornografía. La Biblia habla muchísimo en contra de la pornografía. La palabra traducida “fornicación” es PORNEO en el griego. Quiere decir cualquier perversión del sexo. Incluye sexo fuera del matrimonio, prostitución, adulterio, homosexualismo, lesbianismo y abusos sexuales a los niños.
Estoy convencido de que el sexo dentro del matrimonio es buenísimo para los casados con sus cónyuges.
¡Exclusivamente! Pasajes que me ayudan son:
“No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. Que el marido cumpla su deberpara con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla con el marido. La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asímismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os privéis el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración: volved después a juntaros a fin de que Satanás no os tiente por causa de vuestra falta de dominio propio.” 1 Corintios 7:2-5
“Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual; que cada uno de vosotros sepa cómo poseer su propio vaso en santificación y honor, no en pasión de concupi-scencia, como los gentiles que no conocen a Dios.” 1 Tesalonicenses 4:3-5
“Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios.” Hebreos 13:4
“Cuán hermoso eres, amado mío, y tan placentero. Ciertamente nuestro lecho es de exuberante verdor.” “¿Cuán hermosos son tus amores, hermana mía, esposa mía! ¡Cuánto mejores tus amores que el vino, y la fragancia de tus ungüentos que todos los bálsamos.” Cantares 1:16; 4:10
Igualmente habla en contra de cualquier perversión carnal del propósito divino en el sexo expresado en Gén. 2:24:
“Por tanto, el hombre dejará a su padre y madre y se unirá a su mujer, y los ser án una sola carne.”
Pasajes como Romanos 1:26,27; 1 Cor. 5:1; 6:9-11,16-18; Gál. 5:19; Efesios 5:3 y Col. 3:5 dan la pauta para cristianos, no solamente en aquellos tiempos de la iglesia cristiana primitiva sino para todos los cristianos de todos los tiempos. Nuestro tiempo actual se jacta de ser “libre” pero en realidad se trata de libertinaje, de rebelión contra las normas divinas. Todos los que las violan son culpables del pecado que la Biblia llama “fornicación”. Esto es lo que la pornografía está promoviendo.
¿Qué vamos a hacer en cuanto a esta condición actual? Podríamos comunicar al servidor nuestro disgusto y cancelar la subscripción. Si suficientes personas protestaran podrían cambiar su política por motivo de no querer perder clientes. En algunos países los inconformes tratan de influenciar a los legisladores a poner limites a la pornografía sutil o abierta en los canales. Quizá no podamos hacer mucho en el área de los anuncios provocativos pero no tenemos que estar callados.
En nuestras casas, los papás deben saber qué es lo que ven sus hijos y tomar decisiones sabias. Si son verdaderos maestros espirituales de sus hijos, ejercerán control sobre el uso de la TV. Siendo ejemplos en lo que nosotros hacemos, podemos hablar con autoridad a nuestros hijos. El tiempo que les tenemos en casa es muy corto en realidad. Hagamos lo mejor que podamos para entrenarles en lo que deben hacer y porqué lo deben de hacer para que cuando ya no estén con nosotros sigan en nuestras pisadas.
Abrazos,
Samuel