FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 60 – Samuel Clark
LA INFIDELIDAD
Queridos Amigos del Camino:
Una vez, estando nosotros viviendo en Monterrey, NL, una mujer llamó a nuestro número telefónico y dijo a mi esposa con voz misteriosa, “Señora, voy a tener un hijo por su esposo.” Amigas, ¿cuál habría sido su respuesta a semejante bombazo? De veras, ¿qué estarías pensando?
Estoy muy orgulloso de mi mujer porque le dijo: “Ud. se ha equivocado de número.” Claro que fue una llamada inspirada por el enemigo de nuestras almas para sembrar la duda en su corazón. Pero ella no dudó ni un segundo con su respuesta porque nosotros hemos hecho una promesa de ser fieles el uno al otro “hasta que la muerte nos separe”. ¡Cuántas veces el Señor me ha ayudado a ser fiel a este compromiso! La confianza mía y la de mi esposa está en el poder y la fidelidad de nuestro Señor, no en nuestra propia fuerza. Pero sí, tenemos esta confianza en la pareja porque andamos con Dios como pareja e individualmente.
Estamos rodeados de las tentaciones y la propaganda sexual. Es una lucha ser fiel. En una lucha espiritual necesitamos llevar siempre la armadura de Dios descrita en Efesios 6:10-18 y orar y velar para no caer en las tentaciones (Mateo 26:41). Cada vez que salgo a la calle necesito esa armadura y necesito estar velando y orando. En esta lucha no hay días feriados ni vacaciones. Más bien los lugares vacacionales suelen ser los de mayor lucha para controlar los pensamientos y llenar la mente de la Palabra de Dios.
Amigos, tengo 50 años en esta lucha y aunque ya soy viejo puedo decirles que no es más fácil ahora que cuando era un mancebo. Al contrario. Igualmente mis amigos me confiesan que la batalla es más recia en la vejez. Ser fiel a mi esposa no es fácil aunque ella es mi único amor y todo lo que quiero en esta área de la unión del matrimonio. Pero es difícil porque la carne humana (la naturaleza humana) es tan egoísta que sólo piensa en una cosa: lo que YO quiero …ahora.
Podría hablarte, amigos, de las consecuencias de la infidelidad. Son muchísimas, y todas malísimas. Podría hablarles de la vanidad o la vaciedad de tales experiencias que no llenan ni satisfacen en verdad. Sólo divierten y distraen por un tiempito. Pero yo prefiero hablarles de la seriedad del adulterio delante de Dios. Eso es lo que debería de frenarnos de la infidelidad y empujarnos a buscar permanecer en Cristo para no pecar (1 Juan 3:6) y para llevar fruto para Su gloria (Juan 15:8).
El matrimonio debe ser una demostración en el mundo de una realidad espiritual. Efesios 5:31 cita Gén. 2:24 que dice “Por esto el hombre dejará a su padre y su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.” Desde Adan y Eva, Dios puso esta norma absoluta para el matrimonio, y Pablo usa precisamente esta verdad para hablar del matrimonio cristiano como una demostración de la relación entre Cristo y la Iglesia (vs. 32).
Lógicamente, no queremos a un Salvador infiel que nos ama por un tiempo y luego nos deja para unirse a otro, ¿verdad? No nos dejará nunca, dice Hebreos 13:5. Por esto debemos ser fieles esposos y esposas. Sí, hablo a las esposas igual a los esposos en esta exhortación porque hoy en día hay tantas mujeres como hombres que empiezan a gustar a alguien en la oficina o en su grupo. Luego no faltan las oportunidades. Sólo un corazón guardado por el Espíritu de Verdad nos ayudará a reconocer las mentiras de Satanás: “Este/a sí es”, “Es todo lo que necesitas para ser feliz”, “Nadie lo va a saber”, etc.
Amigo, si tú quieres un Salvador fiel debes ser fiel también. La infidelidad es un pecado contra Dios y contra tu pareja. Te cuesta muy caro esa diversioncita.He observado que la infidelidad nunca ocurre en un momento. No. Es un proceso, a veces de años de insatisfacción, aburrimiento, fantasías, rebelión contra “la prisión de su alma” y resentimiento contra Dios y Sus leyes. Todo esto hace hervir las emociones y luego aparece la oportunidad. El tiempo para parar la infidelidad, amigo y amiga, es en este mismo momento. Para el proceso donde está. Regresa al Señor y a tu pareja. Haz las primeras obras del amor otra vez. Cultiva el amor con detalles, palabras suaves y actitudes armoniosas. No te dejes llevar por ese proceso pecaminoso. Sí, el proceso mismo es pecado porque lo que hacemos procede del corazón donde este proceso está hirviendo. Si no lo consideras así, yo pienso que es cuestión de tiempo, y todo ese tiempo de hecho estás siendo infiel porque no tiene tu pareja tu corazón.
Sí, es algo muy serio y peligroso ser infieles en los pensamientos. Es nuestro deber guardar el corazón, la mente, los ojos, los pensamientos. Esto se hace con armas espirituales, poderosas en Dios, que son las únicas que pueden traer a cada pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo (2 Cor. 10:3-5). “Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida” (Prov. 4:23). Cuando una esposa pasa el tiempo comparando a su esposo con otros varones, amontonando críticas de las cosas que no le gustan y pensando en cómo sería con otro, está fantaseando, que es la misma infidelidad que Jesús llamó adulterio en los hombres que ven con codicia a otra mujer. Dios te ha dado el esposo/la esposa que tienes y es con él/ella que tienes que ser fiel, hasta la muerte.
¿Por qué estoy escribiendo estas palabras fuertes a mis amigos? Porque vivimos en un mundo cada vez más abominable a Dios. Los artistas, autores y músicos tratan de convencernos que lo bueno es “malo” y que lo malo es “bueno”. ¿No es cierto que cada medio de comunicación está lleno de escenas en que se practica la homosexualidad, la fornicación, el adulterio y otras perversiones como si fuera la cosa más normal del mundo? Yo he oído a personas decir que al parecer todos los estadounidenses son así porque esto es lo único que ven en TV, cine o novelas. También hay mucho de lo bueno pero tenemos que admitir que la gente gusta de ver y quizá así “experimentar” el pecado “virtualmente” sin “ensuciarse las manos”. Eso es lo que vende el programa, el libro, el evento musical.
Por esto me he atrevido a escribirles de mi corazón por si acaso esto esté pasando con algunos amigos míos y no creen que es tan malo. ¡Sí, es malo! Con razón, Dios aborrece la infidelidad por todo lo malo que causa y cómo arruina a las personas que El ama. Si alguien ha caído en este pecado, como lo hizo el Rey David, es tiempo de arrepentirse y buscar el perdón como él hizo en el Salmos 51:1-19. No tiene que ser el fin del matrimonio si uno cambia totalmente su manera de pensar como leemos en Romanos 12:1,2:
“Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.”
Luchemos contra la infidelidad. Ayudémonos los unos a los otros con el ejemplo, el testimonio y la oración para que este mal sea vencido entre los hijos de Dios. Que Dios nos ayude a pelear la buena batalla de la fe y ganar esta gran victoria en Cristo.
Abrazos,
Samuel