FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 65 – Samuel Clark
¿LAS COSAS VAN MAL?
Queridos amigos:
La familia es la unidad básica para el Reino de Dios. No la iglesia. Ni el gobierno. Ni la sociedad. Parece que algunos piensan que el Reino de Dios puede hacerse visible con manifestaciones, leyes y un poder político para cambiar al mundo, o tal vez la idea es salvar al mundo. Jesús enseñó que el verdadero Reino es invisible, está en el mundo en la persona de individuos transformados del egoísmo al amor AGAPE que siempre busca el bien de otros, especialmente el del prójimo.
¿Qué prójimos tenemos más cerca que la familia? La familia es la única unidad donde el Reino puede ser visible en el fruto del Espíritu manifestado “24-7” (24 horas al día, 7 días a la semana). En todas las demás instituciones del mundo sólo estamos unidos en parte a otras personas. En la familia nuestra unidad existe y ejerce su influencia dondequiera que uno esté en sus varias ocupaciones. Lo que pasa en la familia afecta cómo vivimos en el resto de la vida. Su poder está en las relaciones íntimas, en los valores que llevamos en común, en la oración unos por otros y sobre todo en el amor que nos une y nos mantiene en una comunión espiritual. Cuando Dios es la Cabeza de la familia, este poder se experimenta en cada miembro de la familia a través de los años y a pesar de la distancia que nos separa. Ningún otro grupo humano tiene este tipo de poder del Reino.
Pero a veces cosas suceden que debilitan ese poder y la familia entra en una crisis que afecta cada uno de sus miembros. La realidad de la vida en Cristo es muy diferente a lo que la mayoría cree que es “normal”. La prueba de esto es cómo reacciona uno cuando las cosas van “mal”. Muchas veces la reacción es “¿Por qué yo? ¿Por qué nosotros?” Esa actitud lleva a una de dos preguntas que sólo atormentan el corazón atribulado: ¿Qué hice para merecer esto? ¿Dónde está Dios ahora que le necesito tanto? Cuando permitimos estas preguntas arraigarse en la mente estamos abiertos a muchas otras dudas, resentimientos y amarguras. Como se ve, la base de fe y confianza en Dios está siendo atacado y el poder del Reino en la familia será cada vez más limitado y debilitado. El Reino sólo puede ejercer su poder donde la fe y la confianza mantienen a Dios en Su debido lugar de Cabeza de la familia.
Como un viejo amigo decía, “Las cosas no van ‘mal’ sino que van ‘diferente’ a lo que queremos.” En verdad, amigos, nuestro problema es tener expectativas falsas y creer medias verdades. Tal vez los libros del cristianismo popular que hablan de una vida sin problemas nos han hecho creer que cualquier cosa que no sea “buena” es “mala”. No hay cosa mala que pueda detener el propósito bueno de Dios para nuestra vida. Las cosas difíciles suceden y van a seguir sucediendo hasta que Cristo viene a llevarnos a la casa del Padre Celestial. La historia está llena de la demostración de esta realidad.
- Cristo sufrió la cruenta cruz …
y la salvación vino al mundo. - Los primeros cristianos sufrieron persecuciones ..
y el Evangelio fue expandido a muchos otros lugares. - Los apóstoles sufrieron mucho …
y la Iglesia creció. - Pablo estaba encarcelado por años …
y como resultado tenemos sus epístolas más profundas para enseñarnos a caminar con Cristo.
Solamente son “malas” las cosas en una familia si permitimos que nos separen de la comunión con Dios y/o la comunión con la familia. Solamente nos pueden hacer un daño cuando no permanecemos en Cristo y El en nosotros porque así no podemos llevar fruto para El. Sin El, nuestro fruto será solamente carnal.
¿Cómo podemos mantener esa comunión vertical con Dios y horizontal en la familia cuando suceden tragedias, enfermedades, pérdida del trabajo, fracaso de negocios, etc.? Amigos, durante 50 años he observado ejemplos buenos y malos y estoy convencido de que hay unas pocas cosas que son necesarias para poder pasar bien por las pruebas en la familia. Quiero recomendarles estas cosas porque son mandamientos divinos. He visto que producen familias buenas que glorifican a Dios y demuestran el Reino de Dios.
Para mí lo más importante es no extrañarnos cuando suceden cosas difíciles. 1 Pedro 4:12,13 dice: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña estuviera aconteciendo, antes bien … regocijaos …” En vez de quejarnos de las cosas difíciles debemos aceptarlas como parte de la vida normal del cristiano. ¿O era esto sólo la verdad en aquel Primer Siglo del Cristianismo? ¿Ahora somos mejores y superiores para no sufrir pruebas de fuego como ellos? ¡Ridículo! Santiago 1:2,3 dice: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia….” Si tu actitud no es una de “sorpresa” con una prueba dura, puedes darle la bienvenida como a un viejo amigo que ha llegado sin aviso. Si tu actitud es de rechazo y pánico, vas a perder la oportunidad de aprovechar el problema para tu crecimiento y para poder ayudar a otros después.
La segunda práctica que nos ayudará cuando hay problemas es dar gracias a Dios por y en estas circunstancias. Por ellas (Ef. 5:20) porque de alguna manera Dios las usará para algún bien en nuestra vida. Romanos 8:28 dice “Y sabemos que para los que aman a Dios todas las cosas cooperan para bien…” En estas cosas (1 Tesalonicenses 5:18) porque “esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús”, y Su voluntad es siempre “buena, agradable y perfecta” (Rom. 12:2). Cuando estamos abundando en acciones de gracias (Col. 2:7) no hay tiempo para quejarnos ni dudar sobre la bondad divina. Nadie puede estar agradecido a Dios y deprimido o mal humorado. La gratitud a Dios es un gran remedio para la tristeza.
La tercera recomendación es alabar a Dios en los tiempos difíciles. La fe se fortalece así, como dice Romanos 4:20,21. “Sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo.” Alaba a Dios por Sus promesas y Su fidelidad y poder para cumplirlas. Alaba a Dios por pasajes como Romanos 8:30-39; Efesios 1:3-14; 1 Pedro 1:3-9; 1 Juan 1:1-10 y 1 Juan 2:1-2, y verás que tu fe será más fuerte para enfrentar tu tiempo difícil.
Padres, Uds. son los que tienen que poner el ejemplo y guiar a la familia en estas prácticas devocionales en los tiempos difíciles. Los hijos aprenderán de su ejemplo y serán afectados positivamente para seguir adelante cuando ellos mismos encuentran problemas. La familia es el lugar donde Dios puede ser conocido y donde podemos mejor darle a conocer a los que le est án buscando.
Abrazos,
Samuel