FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 70 – Samuel Clark
UNA SOLA CARNE
Queridos amigos:
Me doy cuenta constantemente que muchas personas hoy en día consideran que la Biblia es un libro antiguo que tiene algunas ideas interesantes pero que en esta edad pos’moderno ella no habla con autoridad a nuestra realidad. Claro, no todos me lo dicen directamente, pero después de hablar con ellos sobre algunas de las enseñanzas básicas acerca de temas como el matrimonio, la educación de los hijos, la moralidad, etc., “oigo” claramente esa actitud en sus comentarios y en el lenguaje no verbal. Cuando discuto con algunos sobre las diferencias entre lo que la Biblia dice y las teorías, las “pruebas arqueológicas” más recientes o los descubrimientos de documentos supuestamente antiguos que contradicen los Evangelios, entiendo que muchos ya no creen en la Biblia.
Para lo que voy a escribirles hoy necesito aclarar que yo creo que la Biblia es la Palabra inspirada por el Espíritu de Dios para revelarnos la verdad (no “una verdad” ni “nuestra verdad”), sin ningún error ni mentira. Un error podría ocurrir por ignorancia y creo que no hay cosa que Dios ignore. Por ende Sus Escrituras inspiradas no hablan de lo que no es cierto. Una mentira es absolutamente equivocada y maliciosamente proclamada para engañar. Lee los Evangelios y observa lo que Jesús dijo y lo que dicen acerca de El. Verás que no hay ni ignorancia ni mentira sino testimonios de verdad para enseñarnos a vivir verdaderamente. La prueba de esto es que estas enseñanzas todavía son buenas y útiles para cualquiera que quiera ponerlas en práctica.
Ahora, lo que voy a decir es un ejemplo de esta Verdad Inalterable que funciona hoy como entonces, y que es básica para entender lo que Dios quiere para el matrimonio.Los que no son casados deben leer y creer estas palabras porque cuando un día quieren casarse, van a tener que aceptarlas o experimentarán el fracaso. Los que son casados deben considerarlas y examinar su experiencia matrimonial por ellas y no por lo que “dicen” o “hacen” los que creen que ahora no sirven.
Aquí está lo que dice la Biblia (varias veces):
“Por tanto, el hombre dejará a su padre y madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gén. 2:24; Mt. 19:5; Marcos 10:7,8; 1 Cor. 6:16; Efesios 5:31). Si quieres que lo diga matemáticamente sería así: “1 + 1 = 1”. No 1⁄2 + 1⁄2 = 1 como algunos piensan. Esta es la fórmula para el éxito desde la primera pareja en el Huerto de Edén hasta el tiempo de Jesús y Pablo que lo citan, y creo yo hasta hoy. Podemos ser parte de un mundo de ideas filosóficos muy distintos pero seguimos siendo hombre y mujer que necesitamos vivir esta verdad de la unión física y psicológica en el matrimonio diseñado por nuestro Creador.
Platicando con una señorita amiga el otro día mi esposa y yo vimos cómo choca el pensamiento de este mundo con esta verdad. Para ella esta fórmula asesina a la mujer y le hace un apéndice al hombre, su servidora, su esclava sin vida propia ni libertad para llegar a ser algo ella misma. Es por esto que nos urge como los que amamos a Dios y creemos en Su Hijo Jesucristo entender qué quería decir Dios con estas palabras dichas en el amanecer de la humanidad.
Voy a permitirme investigar este pasaje bíblico con la luz de la revelación divina en el resto de las Escrituras para fundar nuestras convicciones solamente en lo que Dios ha dicho.
«Por tanto» se refiere a Gén. 2:22,23 donde en la descripción de la creación de la mujer por Dios se expresa por primera vez que ella ha de ser una ayuda idónea para su esposo. Allí es donde el hombre le dio su nombre “mujer”. La palabra para hombre en Hebreo es ISH. Adán llamó a la mujer ISHA – casi como él pero diferente, tomada de su cuerpo pero no era más él, sino otro ser humano. No debemos perder el profundo significado de la similaridad, y de la diferencia. Los primeros padres no eran iguales, del mismo sexo. Eran diferentes para el propósito divino de la unión de ellos en algo mucho mejor que uno solo o dos del mismo sexo. Así creó Dios la humanidad. Así hemos llegado hasta la fecha.
El hombre dejará a su padre y madre significa que el hombre es el que toma la iniciativa de formar una unión con una mujer cuando establece un ambiente donde solamente ellos dos conviven. Es una responsabilidad del varón establecer el hogar con una mujer donde él tenga la la libertad de su padre y su madre. Tan sencillo arreglo parece muy claro y fácil, pero cuantas parejas hoy en día, por varias razones, han formado su pareja o en casa sus padres o en la de los padres de ella.
Una vez más las circunstancias mandan y no la Palabra de Dios. Es para el bien de los dos nuevos en esta experiencia de vivir juntos, pero muchos no lo creen.
«Y se unirá a su mujer» es la frase clave en esta gran fórmula. Vivir juntos pero a la vez aparte, sin unirse el uno al otro, no va a formar una unión como Dios manda. La palabra hebrea traducida “unirse” es, literalmente, «agarrarse”, en un abrazo que los identifica a todos los demás como enamorados y unidos. Noten, amigos, que el hombre sólo se unirá a su mujer. No dos, no otro hombre. A su única mujer-esposa. Repito, esta es la fórmula bíblica, el mandamiento divino. Cualquier otra clase de unión se llama por otro nombre: fornicación (incluye prostitutas/os o animales), adulterio, homosexualismo, lesbianismo. No son estas uniones un matrimonio según Dios.
«Y los dos serán una sola carne» es la forma de decir que la unión crea una cosa nueva, ya no dos mitades sino una nueva carne. El acto sexual es lo que hace de dos sexos diferentes una nueva existencia que podemos entender como un matrimonio. Por esto hablamos de “la pareja” como uno de los cónyuges o los dos juntos. Cualquier otra forma de unir a dos seres está fuera del Plan de Dios y no va a funcionar.
Cuando Jesús comentó sobre este pasaje en Marcos 10:7-10 dijo: “Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe.” El hombre se une a su mujer-esposa pero Dios es el que hace esta unión de dos seres diferentes en una sola carne. Nos dice que la unión que Dios hace es para toda la vida, “hasta que la muerte nos separe”. Una unión sexual antes del matrimonio, o con una prostituta/o, o un amante aparte del matrimonio no es la unión que Dios hace. Pablo dijo que era unir “espíritus” y ser un cuerpo con ella, pero no es una unión hecha por Dios para toda la vida. Por esto es llamado pecado y debe ser evitado. El Señor está interesado en unirnos una sola vez para toda la vida o hasta la muerte del cónyuge. Este es nuestro pegamento santo inventado por Dios no sólo para procreación sino para unirnos en una sola carne y vivir como uno y no dos, cada uno por su lado como hoy en día se ve muchísimas veces.
Amigos, este repaso de Gén. 2:24 no va a ser de ninguna ayuda si no creen que es Dios el que ha dicho esto. Por esto es una verdad eterna para ayudarnos a vivir como El quiere. Espero que sea claro y entendible porque es de vital importancia.
Abrazos, Samuel y Cari