FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 74 – Samuel Clark
QUE NO SE APAGUE EL FUEGO DEL AMOR
Queridos amigos:
El fuego del amor puede apagarse en cualquier matrimonio o familia si no lo atendemos. Cantar de Cantares 8:6,7 habla del amor diciendo “…sus destellos, destellos de fuego, la llama misma del Señor ni las muchas aguas lo anegarán…” suena tan bonito, ¿verdad? Un amor fuerte puede aguantar grandes ataques y pruebas sin apagarse. Pero, tantas veces he oido de los que se separaron de su cónyuge, “Ya no le/la amo.” ¿Qué pasó?
A veces algunos iban pasando por los grandes sufrimientos sin experimentar la pérdida del fuego de su amor para encontrar que fueron “los pequeños detalles” (¿o la falta de ellos?) que lograron apagar su fuego de amor. Esta carta pretende explorar cómo evitar este apagón o cómo reencenderlo si se ha apagado, pues, todos corremos el riesgo de perderlo.
Antes que nada, el amor a que se refiere aquí no es el amor AGAPE que no es una emoción sino una decisión. Se refiere al amor EROS que es el que atrae a una persona a otra, una química emocional que llamamos “enamorarse”. Ese es el que tenemos que fortalecer y cuidar con mucho esfuerzo. Tanto este aspecto postivo como el negativo de evitar las cosas que afectan ese amor emocional es nuestra responsabilidad en un matrimonio cristiano.
Los bomberos aprenden a apagar los fuegos en tres diferentes formas: enfriar (con agua), sofocar (con espuma, etc.), y quitar el combustible. No se necesita mucha imaginación para ver cómo el enemigo de todo matrimonio cristiano puede hacer su obra maligna en estas áreas.
Por ejemplo, el enfriamiento. Puede ocurrir en tantas formas en nuestra cultura moderna: ausencias prolongadas, muchos hijos que requieren mucho cuidado, cansancio, diversiones afuera del hogar, una personalidad naturalmente fría, etc. Todo lo que interfiere con el compañersmo, tan importante para la pareja, tiende a enfriar la relación. Adán sin Eva era un hombre sin compañerismo humano y necesitaba su “ayuda idónea” para estar completo. Lástima que aun siendo casados muchos sienten que su amor se enfría. Me parece que la solulción es juntos decidir dar una prioridad alta al compañerismo y mantenerlo, cueste lo que costare. Y te aseguro que va a costar algo. ¡Bastante! Especialmente si ya se te ha enfriado tu relación.
El segundo método es sofocarlo, o sea quitar el oxígeno que todo fuego requiere. La brisa de aire fresco es el ambiente perfecto para un fuego. Por esto abanicamos un fuego de carbones para una carne asada. Lo que es el aire para el fuego es el aspecto espiritual en un matrimonio. ¿Sabes que la palabra PNEUMA en el griego se traduce a veces como viento o aliento y a veces como espíritu? El matrimonio necesita de este aspecto espiritual porque nuestra unión no es sólo física sino también la unión de dos almas. Especialmente el matrimonio cristiano necesita este elemento espiritual para que el fuego del amor no se apague. Prácticas diarias como leer juntos la Biblia, orar por la familia y compartir nuestras bendiciones y nuestras luchas son como un aire para nuestro amor conyugal. Lo he visto y oído tantas veces cuando hay problemas: “Ya no estamos orando, ya nunca leemos la Biblia, no buscamos a otros cristianos…” El diablo es experto en meter los problemas personales como obstáculo para que no llegue el aire necesario. Lo que nos debería de unir más fuerte nos bloquea lo que necesitamos tanto.
El tercer aspecto del combustible es lo que yo pienso que es la intimidad entre esposos. Los consejeros espirituales tienen que hacer la pregunta a matrimonios con problemas: ¿Qué tan frecuentemente tienen relaciones sexuales? Es común oír que son raras o ya no existen. Esta es una de las causas más comunes del apagón del amor. Un famoso consejero dijo que en matrimonios con problemas el 90% de las parejas tenían poca intimidad sexual y en matrimonios sanos no es un problema que encontraba mucho. Si necesitas un estímulo en tu intimidad lee Proverbios 5:15-20 y todo el libro de Cantar de los Cantres. La Biblia ordena el sexo regular en 1 Corintios 7:3-5 y nos anima a buscar una sana y santa relación sexual en 1 Tesalonicenses 4:3-8 y Hebreos 13:4.
Ya debemos estar convencidos de que el amor EROS fuerte es importante en nuestro matrimonio, y sólo dentro de ese marco de seguridad que necesita cada persona casada. Para los solteros y divorciados la Biblia exhorta al celibato y dominio propio en cuanto a las pasiones sexuales. Pero algunos han creído que por esta razón el sexo es algo sucio y malo para Dios. No puede ser más equivocada tal idea. Dios nos creó con esta posibilidad de experimentar la unión de carne y espíritu con el propósito de pegarnos el uno al otro con el fuego del amor. Sólo fue dado por Dios a los que tienen el compromiso explícito en Gén. 2:24:
“Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”
En esta forma iban a poder obedecer el mandamiento de Dios de mulltiplicarse y poblar al mundo entero. Hombre y mujer forman un matrimonio bendecido por Dios, 1 + 1 = 1 es la matemática bíblica. No dos hombres en unión, no dos mujeres en una unión, la unión natural, normal y espiritualmente correcta. Todo lo demás es desobediencia, una perversión satánica (descrita en Romanos 1:21-32).
Vivimos en un mundo muy parecido a esa descripcion con otros males igualmente abominables para el Creador. Hoy en día los cristianos debemos ser un ejemplo claro de la bendición de obedecer a Dios en nuestros matrimonios. Uno de los mayores testimionios que podemos dar es en el mantenimiento del fuego del amor en nuestros matrimonios. Esto es lo que produce hijos seguros y orientados hacia el matrimonio cristiano. Pero creo que estamos fallando en esto en muchos matrimonios. Hagamos todo lo posible para mantener nuestro fuego de amor para la honra y gloria de Dios y para nuestro propio bienestar.
Abrazos,
Samuel