FUNDAMENTOS PARA LA FAMILIA CRISTIANA 96 – Samuel Clark
LA IMPORTANCIA DEL EJEMPLO
Queridos amigos del Camino:
Las Escrituras nos muestran la verdad acerca de los hombres, los buenos y los malos. Los mitos, las leyendas y la historia “políticamente correcta” sólo muestran lo bueno de los héroes y todo lo malo de los villanos. Desde los griegos y romanos, los aztecas y mayas hasta el presente es así. Aprendí esto de mi hijo Samuel últimamente. Y me topé con una ilustración bíblica de esta realidad en 1 Samuel capítulos 1-3. Pensé en 1 Corintios 10:11: “Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritos como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos.” Y nos sirve para una reflexión sobre la importancia del ejemplo, especialmente el de un mentor o maestro espiritual.
El Sumo Sacerdote del tiempo de los Jueces era Elí, un descendiente de Aarón. Sus dos hijos, Hofni y Finees, eran sacerdotes muy abusos al pueblo de Dios en el culto del tabernáculo. Dios amonestó a Elí varias veces por medio de profecías, pero Elí “no les estorbaba” sus acciones. No los disciplinó como debería de haber hecho un padre y un sacerdote de Dios. Sí, les habló muy suavemente: “¿Por qué hacéis estas cosas, las cosas malas de que oigo hablar a todo este pueblo? No, hijos míos; porque no es bueno el informe que oigo circular por el pueblo del Señor… Pero ellos no escucharon la voz de su padre…”(1 Sam. 2:23-25).
Era un escándalo conocido por todos y el padre no los castigó ni les quitó el ministerio malo que ellos hacían, así que fue un muy mal ejemplo para todo el pueblo. También para Samuel, el pequeño siervo personal de Elí y a quien en realidad Dios estaba preparando para ser Su profeta para Su pueblo. El ejemplo para Samuel fue de un padre demasiado indulgente que no sabía disciplinar a sus hijos malcriados. Este modelo para Samuel era el único ejemplo que él tenía, ya que desde niño pequeño se crió en la casa de Elí. Sus padres le habían dedicado al servicio de Dios desde antes de su nacimiento.
Esta enseñanza es tan importante para las madres viudas, solteras o divorciadas. Un niño necesita un modelo varonil para crecer normalmente como hombre. Si no lo tiene, no va a saber cómo actuar en un hogar ni mucho menos cómo ser un buen padre. Los tíos o a veces el abuelo puede ser un buen modelo para el niño sin padre en casa. O pueden ser muy malos ejemplos, igual que los padres de mal ejemplo. Se deben pedir a Dios, pues sólo El sabe cómo es el mejor modelo para un niño en desarrollo.
No nos debe extrañar encontrar en esta historia que los dos hijos de Samuel salieron mal también. Samuel nunca aprendió a estorbar a sus hijos cuando eran pequeños. En su vida adulta salieron “torcidos” hacia el mal. Samuel les nombró como jueces pero “se desviaron tras ganancias deshonestas, aceptaron sobornos y pervirtieron el derecho” (1 Sam. 8:3).
Claro que Samuel tenía la culpa, pues, podría haber aprendido de Dios a ser un mejor padre, pero vemos aquí qué fuerte es el ejemplo en la formación del carácter, aun en los mejores siervos de Dios. Un mal ejemplo no tiene que arruinar a un hijo o un discípulo pero sí le va a afectar profundamente. Los mentores deben ser ejemplares en todo lo que esperan que sus discípulos practiquen en sus vidas. No podemos esperar que sean “mejores”, como mi papá que me dijo, “Hijo, haz lo que te digo, no lo que hago.” ¡Claro que sí! Pero yo seguí su mal ejemplo en mucho de mi vida de joven. Seguí igualmente, su buen ejemplo en otras cosas. Pero esos malos ejemplos me “torcieron” y seguí así por años.
¿Qué podemos hacer, padres y madres? Orar mucho por nuestros hijos para que Dios les ayude a aprender lo bueno y rechazar lo malo cuando comiencen a entender la Palabra de Dios. Orar por nosotros mismos para que Dios nos ayude a saber y hacer Su voluntad (Salmos 143:8,10). Siempre daremos un buen ejemplo cuando obedecemos Su voluntad. Podemos hacer estudios bíblicos con ellos sobre la familia cristiana, enfatizando el papel de los esposos, los padres, y los hijos. Proverbios es el mejor libro de texto para esta clase de enseñanza práctica. Hay pasajes claves en Efesios 5:18-33; Col. 3:18-21 y Hebreos 12:5-11. Lo importante aquí es no ser moldeados por nuestra cultura sino por la Palabra de Dios (Rom. 12:2).
Ahora, mis amigos padres y madres, ¿cómo les va en esta tarea de ser ejemplos? He aquí unas preguntas personales que vale la pena hacernos a menudo:
- ¿Qué estoy haciendo ahora que no quisiera que mi hijo/hija haga?
- ¿Quiero ver a mis nietos haciendo lo que yo estoy haciendo?
- ¿Quién es mi mentor? ¿Estoy siguiendo sus buenos ejemplos?
- ¿De quién soy mentor? ¿Está siguiendo mi mal ejemplo?
Hay una gran promesa en Lucas 6:40: “Un discípulo no está por encima de su maestro; mas todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro.” ¡Qué bueno! Pero igual podemos decir “¡Ay, ay, ay!” ¿Será como yo en mis malos hábitos debilidades, fallas y problemas? Digo esto no para desanimarles, sino para hacernos ver una realidad: “Producimos lo que somos.” Sólo discípulos pueden hacer discípulos. Pero, buenos discípulos producirán buenos discípulos. Malos discípulos harán hasta peores discípulos, mas no mejores.
La responsabilidad de marcar el paso para los que siguen después de nosotros es una realidad que afecta mucho la calidad y la cantidad de fruto espiritual que podemos producir. Esta es una advertencia para los padres y las madres. ¡Que Dios nos ayude a ver nuestra realidad y no seguir engañándonos, creyendo que nuestro ejemplo no es tan importante.
Abrazos, Samuel