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CONCORDANCIA DEL CARÁCTER DE DIOS – SAMUEL EDELSTEIN
padre
Ab (13/682)
(2 de Samuel 7:14) 14 Yo seré para él, padre; y él será para mí, hijo. Cuando haga mal, yo le corregiré con vara de hombres y con azotes de hijos de hombre.
(Salmos 68:5) 5 Padre de los huérfanos y juez de las viudas es Dios en su santa morada.
(Salmos 89:26) 26 El me dirá: «Tú eres mi padre; eres mi Dios y la roca de mi salvación.’
(Salmos 103:13) 13 Como el padre se compadece de los hijos, así se compadece Yahveh de los que le temen.
(Proverbios 3:12) porque el SEÑOR castiga al que ama y quiere, como el padre al hijo.
(Isaías 9:6) 6 Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el dominio estará sobre su hombro. Se llamará su nombre: Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
(Isaías 63:16) 16 Pero tú eres nuestro Padre; aunque Abraham no nos conozca e Israel no nos reconozca, tú, oh Yahveh, eres nuestro Padre. Desde la eternidad tu nombre es Redentor Nuestro.
(Isaías 64:8) 8 Pero ahora, oh Yahveh, tú eres nuestro Padre. Nosotros somos el barro, y tú eres nuestro alfarero; todos nosotros somos la obra de tus manos.
(Jeremías 3:19) 19 «Yo decía: «¿Cómo te he de poner entre los hijos y te he de dar la tierra deseable, la heredad más bella de las huestes de las naciones?’ Y yo mismo decía: «Me llamarás Padre Mío y no te apartarás de en pos de mí.’
(Jeremías 31:9) 9 Vendrán con llanto, pero con consuelo los guiaré y los conduciré junto a los arroyos de aguas, por un camino parejo en el cual no tropezarán. Porque yo soy un Padre para Israel, y Efraín es mi primogénito.»
(Malaquías 1:6) 6 «El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Y si yo soy Padre, ¿dónde está mi honra? Y si yo soy Señor, ¿dónde está mi reverencia, oh sacerdotes que menospreciáis mi nombre?, os ha dicho Yahveh de los Ejércitos. Vosotros decís: «¿En qué hemos menospreciado tu nombre?’
(Malaquías 2:10) 10 ¿Acaso no tenemos todos un mismo Padre ? ¿No nos ha creado el único Dios? Entonces, ¿por qué traicionamos cada uno a su hermano, y profanamos el pacto de nuestros padres?
Pater (251/417)
(S. Mateo 5:16) 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, de modo que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
(S. Mateo 5:45) 45 de modo que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.
(S. Mateo 5:48) 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
(S. Mateo 6:1) 1 «Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos. De lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
(S. Mateo 6:4) 4 de modo que tus obras de misericordia sean en secreto. Y tu Padre que ve en secreto te recompensará.
(S. Mateo 6:6) 6 Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará.
(S. Mateo 6:8-9) 8 Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis. 9 Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos: Santificado sea tu nombre,
(S. Mateo 6:14-15) 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. 15 Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
(S. Mateo 6:18) 18 de modo que no muestres a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto. Y tu Padre que ve en secreto te recompensará.
(S. Mateo 6:26) 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?
(S. Mateo 6:32) 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero vuestro Padre que está en los cielos sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
(S. Mateo 7:11) 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?
(S. Mateo 7:21) 21 «No todo el que me dice «Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
(S. Mateo 10:20) 20 Pues no sois vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre que hablará en vosotros.
(S. Mateo 10:29) 29 ¿Acaso no se venden dos pajaritos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin el consentimiento de vuestro Padre.
(S. Mateo 10:32-33) 32 «Por tanto, a todo el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
(S. Mateo 11:25-27) 25 En aquel tiempo Jesús respondió y dijo: «Te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te agradó. 27 «Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre. Nadie conoce bien al Hijo, sino el Padre. Nadie conoce bien al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
(S. Mateo 12:50) 50 Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
(S. Mateo 13:43) 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga.
(S. Mateo 15:13) 13 Pero él respondió y dijo: –Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada.
(S. Mateo 16:17) 17 Entonces Jesús respondió y le dijo: –Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
(S. Mateo 16:27) 27 Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno conforme a sus hechos.
(S. Mateo 18:10) 10 Mirad, no tengáis en poco a ninguno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos siempre ven el rostro de mi Padre que está en los cielos.
(S. Mateo 18:14) 14 Así que, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda ni uno de estos pequeños.
(S. Mateo 18:19) 19 Otra vez os digo que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidan, les será hecha por mi Padre que está en los cielos.
(S. Mateo 18:35) 35 Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.
(S. Mateo 20:23) 23 Les dijo: –A la verdad, beberéis de mi copa; pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es mío concederlo, sino que es para quienes lo ha preparado mi Padre.
(S. Mateo 23:9) 9 Y no llaméis a nadie vuestro Padre en la tierra, porque vuestro Padre que está en los cielos es uno solo.
(S. Mateo 24:36) 36 Pero acerca de aquel día y hora, nadie sabe; ni siquiera los ángeles de los cielos, ni aun el Hijo, sino sólo el Padre.
(S. Mateo 25:34) 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: «¡Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino que ha sido preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
(S. Mateo 26:29) 29 Pero os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
(S. Mateo 26:42) 42 Por segunda vez se apartó y oró diciendo: –Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
(S. Mateo 26:53) 53 ¿O piensas que no puedo invocar a mi Padre y que él no me daría ahora mismo más de doce legiones de ángeles?
(S. Mateo 28:19) 19 Por tanto,yendo, haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
(S. Marcos 8:38) 38 Pues el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
(S. Marcos 11:25-26) 25 Y cuando os pongáis de pie para orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadle, para que vuestro Padre que está en los cielos también os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26 Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas
(S. Marcos 13:32) 32 Pero acerca de aquel día o de la hora, nadie sabe; ni siquiera los ángeles en el cielo, ni aun el Hijo, sino sólo el Padre.
(S. Marcos 14:36) 36 Decía: –¡Abba, Padre, todo es posible para ti! ¡Aparta de mí esta copa! Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
(S. Lucas 2:49) 49 Entonces él les dijo: –¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar?
(S. Lucas 6:36) 36 Sed misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
(S. Lucas 9:26) 26 Pues el que se avergüence de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria y la del Padre y la de los santos ángeles.
(S. Lucas 10:21-22) 21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu Santo y dijo: «Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños. Sí, Padre , porque así te agradó. 22 «Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre. Nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.»
(S. Lucas 11:13) 13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenos regalos a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que le pidan?
(S. Lucas 12:30) 30 Porque todas estas cosas busca la gente del mundo; pero vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas.
(S. Lucas 12:32) 32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.
(S. Lucas 22:29) 29 Yo, pues, dispongo para vosotros un reino, como mi Padre lo dispuso para mí;
(S. Lucas 22:42) 42 diciendo: –Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
(S. Lucas 23:34) 34 Y Jesús decía: –Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestidos, echaron suertes.
(S. Lucas 23:46) 46 Entonces Jesús, gritando a gran voz, dijo: — ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y habiendo dicho esto, expiró.
(S. Lucas 24:49) 49 He aquí yo enviaré el cumplimiento de la promesa de mi Padre sobre vosotros. Pero quedaos vosotros en la ciudad hasta que seáis investidos del poder de lo alto.
(S. Juan 1:14) 14 Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre , lleno de gracia y de verdad.
(S. Juan 1:18) 18 A Dios nadie le ha visto jamás; el Dios único que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
(S. Juan 2:16) 16 A los que vendían palomas les dijo: –¡Quitad de aquí estas cosas y no hagáis más de la casa de mi Padre casa de mercado!
(S. Juan 3:35) 35 El Padre ama al Hijo y ha puesto todas las cosas en su mano.
(S. Juan 4:23) 23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca a tales que le adoren.
(S. Juan 5:17-23) 17 Pero Jesús les respondió: –Mi Padre hasta ahora trabaja; también yo trabajo. 18 Por esta razón los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios. 19 Por esto, respondió Jesús y les decía: –De cierto, de cierto os digo que el Hijo no puede hacer nada de sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre . Porque todo lo que él hace, esto también lo hace el Hijo de igual manera. 20 Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que él mismo hace. Y mayores obras que éstas le mostrará, de modo que vosotros os asombréis. 21 Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así
también el Hijo da vida a los que quiere. 22 Porque el Padre no juzga a nadie, sino que todo el juicio lo dio al Hijo, 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
(S. Juan 5:30) 30 Yo no puedo hacer nada de mí mismo. Como oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco la voluntad mía, sino la voluntad del Padre que me envió.
(S. Juan 5:36) 36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para cumplirlas, las mismas obras que hago dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.
(S. Juan 5:36-37) 36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para cumplirlas, las mismas obras que hago dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. 37 Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Pero nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su apariencia,
(S. Juan 5:43) 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís. Si otro viene en su propio nombre, a aquél recibiréis.
(S. Juan 5:45) 45 No penséis que yo os acusaré delante del Padre. Hay quien os acusa: Moisés, en quien habéis puesto la esperanza.
(S. Juan 6:27) 27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, que el Hijo del Hombre os dará; porque en éste, Dios el Padre ha puesto su sello.
(S. Juan 6:32) 32 Por tanto Jesús les dijo: –De cierto, de cierto os digo que no os ha dado Moisés el pan del cielo, sino mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
(S. Juan 6:37) 37 Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene, jamás lo echaré fuera.
(S. Juan 6:39) 39 Y ésta es la voluntad del Padre que me envió: que yo no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el día final.
(S. Juan 6:44-46) 44 Nadie puede venir a mí, a menos que el Padre que me envió lo traiga; y yo lo resucitaré en el día final. 45 Está escrito en los Profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oye y aprende del Padre viene a mí. 46 No es que alguien haya visto al Padre, sino que aquel que proviene de Dios, éste ha visto al Padre.
(S. Juan 6:57) 57 Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, de la misma manera el que me come también vivirá por mí.
(S. Juan 8:16-19) 16 Y aun si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió. 17 En vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió también da testimonio de mí. 19 Entonces le decían: –¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: –Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre. Si a mí me hubierais conocido, a mi Padre también habríais conocido.
(S. Juan 8:27-29) 27 Pero no entendieron que les hablaba del Padre . 28 Entonces Jesús les dijo: –Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; sino que estas cosas hablo, así como el Padre me enseñó. 29 Porque el que me envió, conmigo está. El Padre no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él.
(S. Juan 8:38) 38 Yo hablo de lo que he visto estando con el Padre , y vosotros hacéis lo que habéis oído de parte de vuestro padre.
(S. Juan 8:54) 54 Respondió Jesús: –Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no es nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: «Es nuestro Dios.»
(S. Juan 10:15) 15 Como el Padre me conoce, yo también conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
(S. Juan 10:17-18) 17 Por esto me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. 18 Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mí mismo. Tengo autoridad para ponerla, y tengo autoridad para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.»
(S. Juan 10:25) 25 Jesús les contestó: –Os lo he dicho, y no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de mí.
(S. Juan 10:29-32) 29 Mi Padre que me las ha dado, es mayor que todos; y nadie las puede arrebatar de las manos del Padre. 30 Yo y el Padre una cosa somos. 31 Los judíos volvieron a tomar piedras para
apedrearle. 32 Jesús les respondió: –Muchas buenas obras os he mostrado de parte del Padre. ¿Por cuál de estas obras me apedreáis?
(S. Juan 10:36-38) 36 ¿decís vosotros: «Tú blasfemas» a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dije: «Soy Hijo de Dios»? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. 38 Pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed a las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.
(S. Juan 11:41) 41 Luego quitaron la piedra, y Jesús alzó los ojos arriba y dijo: – Padre, te doy gracias porque me oíste.
(S. Juan 12:26-28) 26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará. 27 Ahora está turbada mi alma. ¿Qué diré: «Padre, sálvame de esta hora»? ¡Al contrario, para esto he llegado a esta hora! 28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: «¡Ya lo he glorificado y lo glorificaré otra vez!»
(S. Juan 12:49-50) 49 Porque yo no hablé por mí mismo; sino que el Padre que me envió, él me ha dado mandamiento de qué he de decir y de qué he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así que, lo que yo hablo, lo hablo tal y como el Padre me ha hablado.»
(S. Juan 13:1) 1 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora para pasar de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
(S. Juan 13:3) 3 y sabiendo Jesús que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos y que él había salido de Dios y a Dios iba,
(S. Juan 14:2) 2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay. De otra manera, os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
(S. Juan 14:6-13) 6 Jesús le dijo: –Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 7 Si me habéis conocido a mí, también conoceréis a mi Padre; y desde ahora le conocéis y le habéis visto. 8 Le dijo Felipe: –Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 9 Jesús le dijo: –Tanto tiempo he estado con vosotros, Felipe, ¿y no me has conocido? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo, pues, dices tú: «Muéstranos el Padre»? 10 ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo; sino que el Padre que mora en mí hace sus obras. 11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creed por las mismas obras. 12 De cierto, de cierto os digo que el que cree en mí, él también hará las obras que yo hago. Y mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre. 13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
(S. Juan 14:16) 16 Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.
(S. Juan 14:20-24) 20 En aquel día vosotros conoceréis que yo soy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. 21 El que tiene mis mandamientos y los guarda, él es quien me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él. 22 Le dijo Judas, no el Iscariote: –Señor, ¿cómo es que te has de manifestar a nosotros y no al mundo? 23 Respondió Jesús y le dijo: –Si alguno me ama, mi palabra guardará. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con él. 24 El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me envió.
(S. Juan 14:28) 28 Oísteis que yo os dije: «Voy y vuelvo a vosotros.» Si me amarais, os gozaríais de que voy al Padre, porque el Padre es mayor que yo.
(S. Juan 14:31) 31 Pero para que el mundo conozca que yo amo al Padre y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos. ¡Vamos de aquí!
(S. Juan 15:1) 1 «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
(S. Juan 15:8-10) 8 En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis mis discípulos. 9 Como el Padre me amó, también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
(S. Juan 15:15-16) 15 Ya no os llamo más siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre. 16 «Vosotros no me elegisteis a mí; más bien, yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y para que vuestro fruto permanezca; a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre él os lo dé.
(S. Juan 15:23-24) 23 El que me aborrece, también aborrece a mi Padre. 24 Si yo no hubiese hecho entre ellos obras como ningún otro ha hecho, no tendrían pecado. Y ahora las han visto, y también han aborrecido tanto a mí como a mi Padre.
(S. Juan 15:26) 26 «Pero cuando venga el Consolador, el Espíritu de verdad que yo os enviaré de parte del Padre, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí.
(S. Juan 16:3) 3 Esto harán, porque no conocen ni al Padre ni a mí.
(S. Juan 16:10) 10 en cuanto a justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis más;
(S. Juan 16:15-17) 15 Todo lo que tiene el Padre es mío. Por esta razón dije que recibirá de lo mío y os lo hará saber. 16 «Un poquito, y no me veréis; de nuevo un poquito, y me veréis.» 17 Entonces algunos de sus discípulos se dijeron unos a otros: – ¿Qué significa esto que nos dice: «Un poquito, y no me veréis; de nuevo un poquito, y me veréis» y «porque voy al Padre»?
(S. Juan 16:23) 23 En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo que todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre, él os lo dará.
(S. Juan 16:25-28) 25 Os he hablado de estas cosas en figuras; pero viene la hora cuando ya no os hablaré más en figuras, sino claramente os anunciaré acerca del Padre. 26 En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, 27 pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo he salido de la presencia de Dios. 28 Yo salí de la presencia del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y voy al Padre.
(S. Juan 16:32) 32 He aquí la hora viene, y ha llegado ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
(S. Juan 17:1) 1 Jesús habló de estas cosas, y levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, la hora ha llegado. Glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti,
(S. Juan 17:5) 5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú en tu misma presencia, con la gloria que yo tenía en tu presencia antes que existiera el mundo.
(S. Juan 17:11) 11 Ya no estoy más en el mundo; pero ellos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre que me has dado, para que sean una cosa, así como nosotros lo somos.
(S. Juan 17:21) 21 para que todos sean una cosa, así como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
(S. Juan 17:24-25) 24 «Padre, quiero que donde yo esté, también estén conmigo aquellos que me has dado, para que vean mi gloria que me has dado, porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.
(S. Juan 18:11) 11 Entonces Jesús dijo a Pedro: –Mete tu espada en la vaina. ¿No he de beber la copa que el Padre me ha dado?
(S. Juan 20:21) 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: «¡Paz a vosotros! Como me ha enviado el Padre, así también yo os envío a vosotros.»
(Hechos de los Apóstoles 1:4) 4 Y estando juntos, les mandó que no se fuesen de Jerusalén, sino que esperasen el cumplimiento de la promesa del Padre, «de la cual me oísteis hablar;
(Hechos de los Apóstoles 1:7) 7 El les respondió: –A vosotros no os toca saber ni los tiempos ni las ocasiones que el Padre dispuso por su propia autoridad.
(Hechos de los Apóstoles 2:33) 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.
(A los Romanos 1:7) 7 A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(A los Romanos 6:4) 4 Pues, por el bautismo fuimos sepultados juntamente con él en la muerte, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
(A los Romanos 8:15) 15 Pues no recibisteis el espíritu de esclavitud para estar otra vez bajo el temor, sino que recibisteis el espíritu de adopción como hijos, en el cual clamamos: «¡Abba, Padre !»
(A los Romanos 15:6) 6 para que unánimes y a una sola voz glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
(1 a los Corintios 1:3) 3 Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(1 a los Corintios 8:6) 6 sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas, y nosotros vivimos para él; y un solo Señor, Jesucristo, mediante el cual existen todas las cosas, y también nosotros vivimos por medio de él.
(1 a los Corintios 15:24) 24 Después el fin, cuando él entregue el reino al Dios y Padre, cuando ya haya anulado todo principado, autoridad y poder.
(2 a los Corintios 1:2-3) 2 Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
(2 a los Corintios 6:18) 18 y seré para vosotros Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.
(2 a los Corintios 11:31) 31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, {Algunos mss. dicen Jesucristo.} quien es bendito por los siglos, sabe que no miento.
(A los Gálatas 1:1-4) 1 Pablo, apóstol –no de parte de hombres ni por medio de hombre, sino por medio de Jesucristo y de Dios Padre , quien lo resucitó de entre los muertos– 2 y todos los hermanos que están conmigo; a las iglesias de Galacia: 3 Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo, 4 quien se dio a sí mismo por nuestros pecados. De este modo nos libró de la presente época malvada, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,
(A los Gálatas 4:6) 6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «Abba, Padre .»
(A los Efesios 1:2-3) 2 Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales.
(A los Efesios 1:17) 17 Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el pleno conocimiento de él;
(A los Efesios 2:18) 18 ya que por medio de él, ambos tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu.
(A los Efesios 3:14) 14 Por esta razón doblo mis rodillas ante el Padre,
(A los Efesios 4:6) 6 un solo Dios y Padre de todos, quien es sobre todos, a través de todos y en todos.
(A los Efesios 5:20) 20 dando gracias siempre por todo al Dios y Padre , en el nombre de nuestro Señor Jesucristo;
(A los Efesios 6:23) 23 Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
(A los Filipenses 1:2) 2 Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(A los Filipenses 2:11) 11 y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo es Señor.
(A los Filipenses 4:20) 20 A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
(A los Colosenses 1:2-3) 2 a los hermanos santos y fieles en Cristo que están en Colosas: Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre . 3 Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por vosotros;
(A los Colosenses 3:17) 17 Y todo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
(1 a los Tesalonicenses 1:3) 3 Nos acordamos sin cesar, delante del Dios y Padre nuestro, de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de la perseverancia de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
(1 a los Tesalonicenses 3:11) 11 ¡Que el mismo Dios y Padre nuestro, con nuestro Señor Jesús, nos abra camino hacia vosotros!
(1 a los Tesalonicenses 3:13) 13 a fin de confirmar vuestros corazones irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos.
(2 a los Tesalonicenses 1:1-2) 1 Pablo, Silas y Timoteo; a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo: 2 Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(2 a los Tesalonicenses 2:16) 16 Y el mismo Señor nuestro Jesucristo, y nuestro Padre Dios quien nos amó y por gracia nos dio eterno consuelo y buena esperanza,
(1 a Timoteo 1:2) 2 a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.
(2 a Timoteo 1:2) 2 a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de parte de Dios el Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.
(A Tito 1:4) 4 a Tito, verdadero hijo según la fe que nos es común: Gracia y paz, de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Salvador.
(A Filemón 1:3) 3 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
(A los Hebreos 1:5) 5 Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy; y otra vez: Yo seré para él, Padre; y él será para mí, Hijo?
(A los Hebreos 12:9) 9 Además, teníamos a nuestros padres carnales que nos disciplinaban y les respetábamos. ¿No obedeceremos con mayor razón al Padre de los espíritus, y viviremos?
(Santiago 1:17) 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de lo alto y desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación.
(Santiago 1:27) 27 La religión pura e incontaminada delante de Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su aflicción, y guardarse sin mancha del mundo.
(Santiago 3:9) 9 Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido creados a la semejanza de Dios.
(1 de S. Pedro 1:2-3) 2 elegidos conforme al previo conocimiento de Dios Padre por la santificación del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre: Gracia y paz os sean multiplicadas. 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su grande misericordia nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos;
(1 de S. Pedro 1:17) 17 Y si invocáis como Padre a aquel que juzga según la obra de cada uno sin hacer distinción de personas, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación.
(2 de S. Pedro 1:17) 17 Porque al recibir de parte de Dios Padre honra y gloria, desde la grandiosa gloria le fue dirigida una voz: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.»
(1 de S. Juan 1:2-3) 2 –la vida fue manifestada, y la hemos visto; y os testificamos y anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y nos fue manifestada–, 3 lo que hemos visto y oído lo anunciamos también a vosotros, para que vosotros también tengáis comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
(1 de S. Juan 2:1) 1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Y si alguno peca, abogado tenemos delante del Padre , a Jesucristo el justo.
(1 de S. Juan 2:13) 13 Os escribo a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os he escrito a vosotros, niñitos, porque habéis conocido al Padre.
(1 de S. Juan 2:15-16) 15 No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él; 16 porque todo lo que hay en el mundo –los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida– no proviene del Padre sino del mundo.
(1 de S. Juan 2:22-24) 22 ¿Quién es mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo: el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo tiene también al Padre. 24 Permanezca en vosotros lo que habéis oído desde el principio. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre .
(1 de S. Juan 3:1) 1 Mirad cuán grande amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo somos! Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
(1 de S. Juan 4:14) 14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo como Salvador del mundo.
(1 de S. Juan 5:7) 7 Porque tres son los que dan testimonio: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 8 Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, y el agua, y la sangre; y estos tres concuerdan en uno.
(2 de S. Juan 1:3-4) 3 La gracia, la misericordia y la paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estarán con nosotros en verdad y amor. 4 Me alegré mucho al hallar de entre tus hijos quienes andan en la verdad, conforme al mandamiento que hemos recibido del Padre .
(2 de S. Juan 1:9) 9 Todo el que se extravía y no permanece en la doctrina de Cristo no tiene a Dios. El que permanece en la doctrina, éste tiene al Padre y también al Hijo.
(S. Judas 1:1) 1 Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Santiago a los llamados, amados en Dios Padre y guardados en Jesucristo:
(Apocalipsis 1:6) 6 y nos constituyó en un reino, sacerdotes para Dios su Padre; a él sea la gloria y el dominio para siempre jamás. Amén.
(Apocalipsis 2:27) 27 –él las guiará con cetro de hierro; como vaso de alfarero son quebradas–, así como yo también he recibido de mi Padre.
(Apocalipsis 3:5) 5 De esta manera, el que venza será vestido con vestidura blanca; y nunca borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.
(Apocalipsis 3:21) 21 Al que venza, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo también he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.
(Apocalipsis 14:1) 1 Y miré, y he aquí el Cordero de pie sobre el monte Sion, y con él estaban los 144.000 que tenían su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes.