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CONCORDANCIA DEL CARÁCTER DE DIOS – SAMUEL EDELSTEIN
sufrido (compasión, paciencia)
Atsab (3/17)
(Génesis 6:6) 6 Entonces Yaveh lamentó haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.
(Salmos 78:40) 40 ¡Cuántas veces lo amargaron en el desierto; lo entristecieron en la sequedad!
(Isaías 63:10) 10 Pero ellos se rebelaron y entristecieron a su Espirítu Santo. Por eso se volvió su enemigo, y él mismo combatió contra ellos.
Makob (1/16)
(Isaías 53:3) 3 Fue despreciado y desechado por los hombres, varón de dolores y experimentado en el sufrimiento. Y como escondimos de él el rostro, lo menospreciamos y no lo estimamos.
Choli (1/24)
(Isaías 53:3) 3 Fue despreciado y desechado por los hombres, varón de dolores y experimentado en el sufrimiento. Y como escondimos de él el rostro, lo menospreciamos y no lo estimamos.
Chalah (1/75)
(Isaías 53:10) 10 con todo eso, Yaveh quiso quebrantarlo, y le hirió. Cuando se haya puesto su vida como sacrificio por la culpa, verá descendencia. Vivirá por días sin fin, y la voluntad de Yaveh será en su mano prosperada.
Pathema (7/16)
(2 a los Corintios 1:5) 5 Porque de la manera que abundan a favor nuestro las aflicciones de Cristo, así abunda también nuestra consolación por el mismo Cristo.
(A los Filipenses 3:10) 10 Anhelo conocerle a él y el poder de su resurrección, y participar en sus padecimientos, para ser semejant a él en su muerte;
(A los Hebreos 2:9-10) 9 Sin embargo, vemos a Jesús, quien por poco tiempo fue hecho menor que los ángeles, coronado de gloria y honra por el padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. 10 Porque le convenía a Dios –por causa de quien y por medio de quien todas las cosas existen– perfeccionar al Autor de la salvación de ellos, por medio de los padecimientos, para conducir a muchos hijos a la gloria.
(1 de S. Pedro 1:11) 11 Ellos escudriñaban para ver qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, quien predijo las aflicciones que habían de venir a Cristo y las glorias después de ellas.
(1 de S. Pedro 4:13) 13 Antes bien, gozaos a medida que participáis de las aflicciones de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con regocijo.
(1 de S. Pedro 5:1) 1 A los ancianos entre vosotros les exhorto, yo anciano también con ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y tambi én participante de la gloria que ha de ser revelada:
Lupeo
(S. Mateo 26:37) 37 Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
(A los Efesios 4:30) 30 Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios en quien fuisteis sellados para el día de la redención.
Pathetos (1/1)
(Hechos de los Apóstoles 26:23) 23 que el Cristo había de padecer, y que por ser el primero de la resurrección de los muertos, había de anunciar luz al pueblo y a los gentiles.
Perilupos (2/5)
(S. Mateo 26:38) 38 Entonces les dijo: –Mi alma está muy triste , hasta la muerte. Quedaos aquí y velad.
(S. Marcos 14:34) 34 Y les dijo: –Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quedaos aquí y velad.
Ademoneo (2/3)
(S. Mateo 26:37) 37 Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
(S. Marcos 14:33) 33 Tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
Ekthambeo (1/4)
(S. Marcos 14:33) 33 Tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
Pascho (19/42)
(S. Mateo 16:21) 21 Desde entonces, Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que le era preciso ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día.
(S. Mateo 17:12) 12 Pero yo os digo que Elías ya vino, y no le reconocieron; más bien, hicieron con él todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre ha de padecer de ellos.
(S. Marcos 8:31) 31 Luego comenzó a enseñarles que era necesario que el Hijo del Hombre padeciese mucho, que fuese desechado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y que fuese muerto y resucitado después de tres días.
(S. Marcos 9:12) 12 El les dijo: –A la verdad, Elías viene primero y restaura todas las cosas. Y, ¿cómo está escrito acerca del Hijo del Hombre, que padezca mucho y sea menospreciado?
(S. Lucas 9:22) 22 Y les dijo: –Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y que sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto y que resucite al tercer día.
(S. Lucas 17:25) 25 Pero primero es necesario que padezca mucho, y sea desechado por esta generación.
(S. Lucas 22:15) 15 Y les dijo: –¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes de padecer!
(S. Lucas 24:26) 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciese estas cosas y que entrara en su gloria?
(S. Lucas 24:46) 46 y les dijo: –Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día;
(Hechos de los Apóstoles 1:3) 3 A éstos también se presentó vivo, después de haber padecido, con muchas pruebas convincentes. Durante cuarenta días se hacía visible a ellos y les hablaba acerca del reino de Dios.
(Hechos de los Apóstoles 3:18) 18 Pero Dios cumplió así lo que había anunciado de antemano por boca de todos los profetas, de que su Cristo había de padecer.
(Hechos de los Apóstoles 17:3) 3 explicando y demostrando que era necesario que el Cristo padeciese y resucitase de entre los muertos. El decía: «Este Jesús, a quien yo os anuncio, es el Cristo.»
(A los Hebreos 2:18) 18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para ayudar a los que son tentados.
(A los Hebreos 5:8) 8 Aunque era Hijo, aprendió la obediencia por lo que padeció.
(A los Hebreos 13:12) 12 Por lo tanto, también Jesús padeció fuera de la puerta de la ciudad para santificar al pueblo por medio de su propia sangre.
(1 de S. Pedro 2:21) 21 Pues para esto fuisteis llamados, porque también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas.
(1 de S. Pedro 2:23) 23 Cuando le maldecían, él no respondía con maldición. Cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba al que juzga con justicia.
(1 de S. Pedro 3:18) 18 Porque Cristo también padeció una vez para siempre por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu;
(1 de S. Pedro 4:1) 1 Puesto que Cristo ha padecido en la carne, armaos también vosotros con la misma actitud. Porque el que ha padecido en la carne ha roto con el pecado,